CON su abstención en la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, el PSOE consiguió desbloquear la situación política española tras casi un año de parálisis, pero también tiempo para alcanzar un objetivo que ya es ineludible: renovar en profundidad (tanto que algunos hablan de refundación) el discurso, la estrategia y el liderazgo de un partido histórico que ha asistido desde la irrupción de la crisis a una caída en picado de sus apoyos electorales y sociales. La decisión de la abstención tenía mucho de patriotismo y de lealtad institucional, pero también de mera necesidad y de estricta lógica política. Por eso, no se entiende muy bien a los que ahora meten prisas para que el PSOE celebre un congreso federal lo antes posible. El problema que tiene el Partido Socialista va mucho más allá de las luchas de poder o los legítimos intereses de uno u otro candidato a ser secretario general. Es, ante todo, una crisis de modelo y de pensamiento, lo cual no se puede arreglar en apenas dos meses, como han insistido los sectores más críticos con la abstención y favorables al pacto con Podemos.

A su próximo congreso federal el PSOE debe llegar con los deberes bien hechos y eso requiere tiempo. Tiempo para elaborar ponencias con profundidad y enjundia que sepan dibujar un nuevo y atractivo discurso socialdemócrata que devuelva al PSOE a su condición de partido de centro-izquierda, alejado de todo radicalismo y aventurerismo político, cercano a las clases medias, sensible con los menos favorecidos, con un proyecto nacional que se pueda defender por igual en todos los rincones de España y leal con la Constitución desde postulados reformistas. También hace falta tiempo para restañar las heridas producidas por la crisis de la abstención, para recomponer acuerdos entre las familias socialistas, para evitar la ruptura con el PSC, lo cual sería un error histórico, etcétera. Tiempo, en definitiva, para volver a a ser una clara alternativa de gobierno.

Correr ahora sería vaciar de toda utilidad -en lo que a los intereses propios del PSOE se refiere- la dramática tarde del pasado sábado, cuando la gran mayoría de los diputados socialistas cumplieron con el doloroso trance de obedecer democráticamente con la decisión del Comité Federal y facilitar el Gobierno de Rajoy. Siguiendo el refranero español, es el momento de caminar sin prisas pero sin pausa. Es mucho lo que está en juego para hacerlo corriendo.

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