Problemas de la nueva movilidad en las ciudades

La bicicleta ya no es el único vehículo que monopoliza el tránsito por sus carriles y las calles, pero falta regulación

El Ayuntamiento de Sevilla acaba de licitar las obras para construir una estación de bicicletas para que los propietarios puedan guardarlas en un lugar seguro para programar sus desplazamientos. La biciestación es una iniciativa pionera en Andalucía. En este caso, el espacio proyectado podrá acoger un total de 250 vehículos de dos ruedas. El modelo holandés es el que sirve de espejo, aunque, en general, el número de bicicletas que se albergan en aquel país se cuenta por miles. Pero es un primer paso significativo. También Barcelona dispone de un recinto de este tipo. La posibilidad de establecer una intermodalidad entre el transporte público y la bicicleta cada vez debe estar más presente al abordar el futuro de la movilidad de los usuarios por las ciudades. Principalmente en aquellas urbes sobre las que gravitan áreas metropolitanas que provocan miles de desplazamientos en los que se usan varias combinaciones, como son la mayoría de las capitales de la comunidad autónoma andaluza.

Pero la bicicleta ya no es el único vehículo que monopoliza el tránsito por los carriles que llevan su nombre. La irrupción con fuerza de los patinetes eléctricos y sus múltiples versiones, como los segways o más recientemente los hoverboards, ha provocado un escenario inesperado: la convivencia directa con el peatón en las principales calles, sin que hasta ahora la mayoría de los ayuntamientos hayan sido capaces de anticiparse a los problemas que se registran. Porque no existe una regulación específica que delimite el uso en las ciudades de este tipo de transportes. Se trata de vehículos sostenibles que no contaminan pero que complican. La mayoría de centros de las principales urbes han apostado por una peatonalización que ahora se ve rebasada por la presencia cada vez más generalizada de este tipo de vehículos.

La sorpresa es general. En Los Ángeles, la segunda ciudad más importante de Estados Unidos, se admitía hace menos de un mes que se ha visto inundada por los scooters, y barajaba prohibirlos. Barcelona, Madrid y Valencia han dado ya los primeros pasos para recoger en sus ordenanzas esta nueva realidad. Normas en las que delimitar a qué plataformas se permite circular por los carriles-bici, los parques o las distintas vías. Qué velocidades pueden alcanzar, ya que algunos dispositivos pueden transitar a 50 kilómetros por hora, e incluso qué peso se permite para reducir las consecuencias de los posibles impactos con los viandantes. El Ayuntamiento de Málaga ha pedido a la FEMP que marque directrices. Pero una vez más se reacciona tarde. La nueva movilidad no entiende de burocracia.

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