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La llegada del presidente de la incertidumbre

Trump llega a la Casa Blanca con una comunidad internacional desconcertada ante un futuro incierto

Es inevitable hacer una comparación entre la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama hace ocho años y la ceremonia de ayer de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los EEUU. El primero aterrizó en medio de un estado de ilusión generalizado no sólo del pueblo norteamericano, sino de gran parte de la comunidad internacional y de sus opiniones públicas; el segundo, por contra, llega al Despacho Oval generando una fuerte incertidumbre. Es cierto que al millonario de Queens no le dan tregua la gran mayoría de medios de comunicación mundiales, pero también lo es que él mismo se ha encargado de ir alimentando sin complejos esta animadversión con una retórica populista y nacionalista impropia de un líder democrático y, sobre todo, con una serie de posicionamientos políticos y económicos que asustan más que animan.

Si Trump cumple al cien por cien todo lo que ha dicho de forma un tanto verborreica, el mundo en los próximos cuatro años empeorará sensiblemente. Lo más grave será el aumento del calentamiento del planeta al dejar de apostar EEUU por las energías renovables y dar barra libre al uso de los combustibles fósiles, obviando pactos internacionales trascendentales como el Acuerdo de París. El que el país más poderoso del mundo se descuelgue del consenso internacional para controlar en lo posible el cambio climático sólo puede calificarse como de muy preocupante y sus consecuencias pueden ser dramáticas.

Asimismo, probablemente veremos un empeoramiento de las relaciones internacionales debido a propuestas y actitudes que pueden empeorar el fragilísimo escenario en Oriente Próximo, dificultar el desarrollo de países como México, aumentar el poder en Eurasia de una Rusia cada vez más agresiva y alejada de los parámetros democráticos, obstaculizar el final pacífico de la dictadura comunista en Cuba y un largo etcétera.

En economía, la Presidencia de Trump tampoco se presenta como muy prometedora. En general, propone un ingenuo regreso al aislamiento de la economía de EEUU y la ruptura de acuerdos regionales de vital importancia, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que afectará a México y Canadá, o el acuerdo comercial con el Pacífico, el TTP. Con casi total seguridad, las difíciles conversaciones para conseguir un espacio de libertad comercial entre Europa y EEUU se verán gravemente dañadas.

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