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Le pen seduce a la extrema izquierda más combativa

A diferencia de 2002, cuando hubo un frente republicano contra Le Pen, esta vez, Mélenchon se declara entre ambos

Siempre ha habido una extrema izquierda que se muestra incapaz de distinguir los diferentes grises que hay más allá de su frontera, de tal modo que entiende que las posiciones socioliberales serían aún más engañosas que los populismos de derecha, puesto que a éstos siempre se les puede plantear una confrontación, mientras los otros tratarían de engañar a las clases populares mediante concesiones con las que mitigan las mismas jerarquías socioeconómicas. En el año 2002, ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, las derechas y las izquierdas republicanas tuvieron claro que el principal contrincante que había que vencer era Le Pen, líder de un partido xenófobo, complaciente con la Francia colaboracionista de los nazis, antieuropea y autárquico. El próximo fin de semana, Francia se enfrenta al mismo dilema, pero esta vez, la principal fuerza de la izquierda, la de Mélenchon, flirtea con su extremo, es el único partido que se define como republicano que no ha solicitado el apoyo al otro candidato, el socioliberal Macron. En los últimos días, Marine Le Pen está subiendo en las encuestas, ella estaría a un 41% de los apoyos, mientras el joven ex ministro de Hollande estaría en el 59%. La extrema izquierda de Mélenchon, grupo apoyado por el Podemos de Pablo Iglesias, no se ha definido, ha establecido las mismas dudas ante una y otro, como si fuesen extremos equidistantes del mismo mal. A Mélenchon le seduce el discurso antiglobalización de Le Pen y, es cierto, Macron ha sido el candidato más europeísta de los que se han presentado a estas elecciones, cree en una Unión Europea más federal, es un defensor del fin de las barreras comerciales, es una persona que, por su inexperiencia, presenta muchas dudas, pero cuyo discurso es renovador, fresco y valiente. Le Pen está moviendo fichas en esta última semana hacia una moderación de su discurso, a su padre lo tiene apartado y ha señalado a un gaullista antieuropeo como Nicolas Duipont-Aignant como posible primer ministro. Su intención es salir del ostracismo electoral y conseguir más del 50% de los votos, y para ello ya cuenta con la duda sospechosa de Mélenchon. La celebración del Primero de Mayo en Francia ha sido una representación de la división de la izquierda ante el fenómeno de Le Pen. Mientras el primer sindicato, renovado, ha clamado contra la líder ultraderechista, sindicatos tradicionales, como la CGT, han colocado en la misma línea de su oposición al liberal Macron que a Marine Le Pen.

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