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Una sesión que avergonzó a toda España

Defensores y partidarios de la prisión permanente revisable protagonizaron uno de los debates más vergonzosos que se recuerdan en el Congreso

El debate del pasado jueves en el Congreso de los Diputados sobre la prisión permanente revisable no era fácil. Con la muerte del niño Gabriel Cruz aún demasiado reciente, era más que difícil tratar de la respuesta penal que hay que dar a los crímenes especialmente execrables, como son los asesinatos de menores. Sin embargo, casi nadie podía pensar que la sesión parlamentaria iba a derivar en uno de los episodios más bochornosos que se han vivido en el Congreso en los últimos tiempos. Lo esperable era que, precisamente por lo delicado de la materia a tratar y porque estaban presentes familiares de algunas de las víctimas más famosas, sus señorías extremasen las buenas maneras. Un Parlamento sirve para que unos y otros puedan exponer con tranquilidad y educación sus diferentes puntos de vista. Sin embargo, todos, defensores y partidarios de la derogación, se empeñaron en una guerra en el barro que avergonzó a toda España y que demostró hasta qué punto nuestra clase política ha vuelto a demostrar que no está a la altura de la sociedad a la que representa.

Ningún partido, absolutamente ninguno, se puede librar del reproche. El PSOE demostró una especial insensibilidad ante las víctimas, tratándolas como simples marionetas del PP, como si no fuesen personas maduras plenamente conscientes de sus actuaciones. La desafortunada intervención del diputado socialista Juan Carlos Campo, que llegó a decir que "sin prisión permanente revisable vencimos a ETA, con ella tenemos la muerte de Gabriel", pasará a los anales del Parlamento como uno de los momentos más bajos de su historia. El PP tampoco estuvo muy inspirado, especialmente cuando José Antonio Bermúdez de Castro interpeló a los diputados a que mirasen a los familiares de las víctimas que estaban en la zona de invitados. Sus señorías tienen derecho a debatir y votar sobre éste y otros asuntos sin ningún tipo de chantaje emocional, por muy justa que la causa de la prisión permanente revisable nos pueda parecer.

En general, la sesión del jueves demostró hasta qué punto el Congreso está cada vez más desconectado de la realidad española. Mientras problemas muy graves como Cataluña, las pensiones o los Presupuestos Generales del Estado siguen sin resolverse, los diputados se dedicaron a pelearse en el peor estilo que se recuerda en mucho tiempo. Las víctimas y toda la sociedad merecían mucho más.

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