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Una trampa disfrazada de moción de censura

La propuesta de Pablo Iglesias busca avivar el enfrentamiento entre los socialistas y mantener movilizadas a sus bases

Pablo Iglesias volvió ayer a protagonizar uno de esos golpes de efecto a los que es tan aficionado al desvelar la intención de Podemos de presentar una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El líder morado vuelve a aprovechar un momento complicado en la política nacional -sacudida por los numerosos casos de corrupción que asedian al PP- para, entre otros asuntos, intentar sacar ventaja política a su más directo competidor en el campo de la izquierda: el Partido Socialista. Podemos, un partido liderado por profesores universitarios, sabe perfectamente que, en la actualidad, es casi imposible que prospere una moción de censura contra Rajoy. Esto se debe, principalmente, a dos razones. La primera porque requiere una mayoría absoluta que la formación morada no puede conseguir (PSOE, PNV y C's ya han dejado claro que no la secundarán). La segunda, porque hay que presentar un candidato que -es casi una evidencia- debería salir de las filas socialistas, algo que el PSOE ni puede ni quiere facilitar.

La propuesta de Pablo Iglesias hay que verla, pues, como un intento de desequilibrar aún más a un Partido Socialista que vive una crisis sin precedentes. En un movimiento táctico más burdo de lo que ellos están dispuestos a reconocer, Podemos quiere introducir un nuevo elemento de debate que enfrente aún más a las bases socialistas y a sus líderes. Tanto la gestora socialista como Pedro Sánchez hicieron bien ayer al sacudirse la presión y hacer ver a sus votantes que los números, sencillamente, hacen inviable la iniciativa.

Pero la propuesta de moción de censura es también un claro guiño a las bases de Podemos. Desde hace tiempo, Pablo Iglesias y los suyos han renunciado a cualquier actividad parlamentaria seria -basada en el estudio y debate de los grandes problemas de España, con sosiego y prudencia- y optado por una actividad callejera y gritona, que busca el efectismo en las redes sociales y la crispación política. Podemos necesita alimentarse continuamente del conflicto para mantener movilizadas a sus bases.

No negaremos que los últimos días han dejado al descubierto los graves problemas de corrupción que acosan al partido en el Gobierno, el PP, lo cual es preocupante y requiere medidas drásticas e inmediatas. Pero lo que pretende Pablo Iglesias, en una reedición de la vieja teoría de la olla a presión, no es la solución de los problemas del país, sino el empeoramiento de la situación para propiciar su llegada al poder, dejando atrás el cadáver del PSOE.

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