Cada año, por estas fechas el Instituto Nacional de Estadística publica el informe de España de Indicadores Urbanos, dentro de proyecto europeo Urban Audit, que pretende hacer lo que podemos denominar un escáner estadístico de las principales ciudades europeas. Nos proporciona un profuso banco de datos sobre la demografía, la economía y algunas variables sociales, desde 2010 a 2019 para su estudio y valoración.

A mi juicio, el aspecto más relevante de dicha publicación es el que nos ofrece nuevas perspectivas o dimensiones de las ciudades. Por un lado, permite observar la ciudad de Sevilla, como una de las nueve grandes conurbaciones urbanas de España, coincidente con lo que conocemos como el área metropolitana. Me parece aún más sugerente lo que se denomina zona de influencia urbana de Sevilla (Large Urban Zone; Área LUZ), es decir el conjunto de municipios íntimamente ligados a la ciudad desde la perspectiva del mercado laboral, que coincide básicamente con los municipios que están en un radio de 30 minutos de la capital.

También es muy interesante la dimensión interior de las grandes ciudades, la de sus 38 barrios en el caso de Sevilla. Si bien, en este caso, la publicación del INE sólo nos ofrece unos pocos datos demográficos y de renta fiscalmente declarada, con un importante retraso temporal de tres años.

Éste es quizás el aspecto menos trabajado de dicha publicación, aunque dicha apreciación no coincida con la cantidad de titulares que genera. El indicador de renta declarada a nivel tributario es muy significativo en las zonas de renta media y menos significativo en barrios de alta renta o de baja renta. Obviamente, adolece de los mismos problemas que la propia fiscalidad española.

Además no se valora la redistribución que supone la política social en el bienestar de los hogares. En todo caso, el hecho es que se destaca en dicha publicación la negativa situación de seis de barrios desfavorecidos de Sevilla, que figuran entre los quince de menor renta declarada en 2017 entre las dieciséis capitales más pobladas de España.

El Ayuntamiento de Sevilla ha sido reconocido por el liderazgo en 2019 en el gasto social en España, lo que muestra la labor de lucha en algo conocido, la desigualdad existente entre unos barrios y otros. Los barrios de menor renta por habitante declarada, mantenían una distancia de 2.810 euros respecto a la media de la ciudad, un 24,8% inferior. Sin embargo, una buena noticia que no suele aparecer en prensa es también que desde 2015, de los diez barrios que más crecen su renta por habitante en la ciudad, siete son barrios humildes, en concreto: Palmete- Padre Pío; Polígono Sur; El Cerro -La Plata; Valdezorras-El Gordillo; Las Huertas-San Carlos-Tartessos; Torreblanca y Pino Montano.

En la situación actual provocada por la crisis del Covid-19, es clave actuar en estos barrios, porque normalmente la crisis afecta en mayor medida a los más humildes y vulnerables. Junto a esa radiografía significativa del interior, me parece muy significativa otra dimensión de la ciudad: la exterior. Para entender la Sevilla del siglo XXI ya carece de sentido ceñirse a los estrechos límites administrativos de la ciudad.

En sí misma Sevilla ha dejado de tener sentido económico, social o medioambiental. Tenemos que mirar más allá. La mejora de las infraestructuras hace posible que la vida de las personas en un radio de unos 30 minutos de Sevilla esté íntimamente ligada a la ciudad.

Y ese territorio tiene más población que la propia ciudad. La población de la ciudad no llega a setecientos mil habitantes y lleva todo el siglo XXI estancada en esa cifra. Sin embargo, los alrededores de Sevilla no paran de crecer. En ese radio de treinta minutos de Sevilla viven más de ochocientas mil personas y cada día viajan a la ciudad unos doscientos mil vehículos. En su conjunto Sevilla es una auténtica región urbana de más de millón y medio de personas, la cuarta más importante de España, tras Madrid, Barcelona y Valencia, con una renta media similar a la española. Cualquier planteamiento sobre el futuro de Sevilla requiere pensar y actuar sobre el conjunto de esta región urbana.

El área LUZ de Sevilla es de las más dinámicas de toda España. Destaca por ser donde más crece la población en España, un 10,9% en el período 2010-19. La población crece en más de ciento cincuenta y dos mil personas en ese período y el crecimiento supera a todos los registrados en el resto de regiones urbanas consideradas en España, superior a Madrid (5,5%); Barcelona (3,3%) o Valencia (7,2%). Y no sólo eso, sino que la región urbana de Sevilla también destaca en el ámbito económico por la positiva evolución de su mercado laboral. Desde 2015 a 2019 la proporción de ocupados entre 20-64 años sobre la población activa crece 9,2%, superior a la media nacional 7,7% y superior a Madrid (6,5%); Barcelona (7%) o Valencia (7,9%); entre otros. Especial atención debe recibir el hecho de que es Sevilla, junto a Barcelona, la ciudad española que mayor presión poblacional recibe de su región urbana.

Con la diferencia de que en Sevilla la movilidad depende casi exclusivamente del vehículo privado. El transporte público de la población que vive fuera de Sevilla, pero que acude a Sevilla a trabajar, estudiar o de ocio es, en general, muy deficiente. El ciudadano que vive fuera de Sevilla tiene pocas opciones fiables para ir a Sevilla, si no es en su vehículo particular. Allí donde existen corredores ferroviarios bien planificados, la línea 1 de metro y los trenes de cercanías de Renfe Dos Hermanas-Utrera, el transporte público es una opción con éxito. En consecuencia con lo anterior, el tráfico privado motorizado que soporta la zona centro de la capital y los accesos del área metropolitana a Sevilla capital, son el principal problema ambiental que hay que solucionar.