Tribuna

fernando díaz del olmo

Catedrático de la US

Juan Benet, la crítica incompleta

Durante mi etapa de 1977-85 conocí por Julio M. de la Rosa (1935-2018) al ingeniero y también novelista Juan Benet (1927-1993), entonces en la cumbre de su "angloaburrida" carrera literaria poco popular, muy crítica con el enfoque literario denominado "realismo social" que, junto al boom latinoamericano, dominaba la literatura española. Fue su interés por conocer la evolución del relieve de Sierra Morena y Sur de Badajoz, objeto de mi tesis doctoral, lo que hizo que durante aquellos años se uniera a algunas de mis jornadas de trabajo de campo. En las noches de pensión de pueblo, hablábamos de literatura, geografía y naturaleza en España. Conservo de entonces (1982) un ejemplar de Seix Barral de La inspiración y el estilo con esta dedicatoria: "Para Fernando ¡viva el campo y la literatura!", mi afición engrandecida por Faulkner y Virginia Woolf (a la que tildaba de ¡aburrida!), no tanto por Kafka y Hemingway y sigo sin entender su disgusto con Galdós. El joven doctorando descubrió que Benet, como su maestro José Manuel Rubio Recio (1928-2017), era un verdadero peripatético. Había que salir al campo para aprender. Era lo opuesto al geógrafo del sexto planeta de El Principito de Saint-Exupéry y de otros que conocía, "que nunca abandona su despacho". Gustaba hablar con las gentes del campo, ver cómo transformaba mis observaciones en esquemas e interpretaciones geomorfológicas, cómo rellenaba yo la cartografía y la contrastación con la visión estereoscópica de las fotos aéreas. El novelista-ingeniero inició mientras que construía el embalse de Porma (León) no sólo la nueva literatura española con la forja de su geografía mítica de Región (Volverás a Región, 1967) sino además la fotointerpretación geológica y geomorfológica. ¡Fascinante!, era un modelo de compromiso intelectual de la nueva España constitucional. "Dime Juan ¿tú que has levantado embalses, inundado pueblos en valles, fomentado regadíos, dirigido el trasvase Tajo-Segura, no crees en la máxima geográfica de que el "agua no sobra", que realmente el principio regeneracionista de trasvases de Joaquín Costa afecta negativamente a la conservación de la naturaleza? No. Hay que seguir la senda de Costa y Lorenzo Pardo". El intelectual moderno, azote del realismo, noventayochismo y realismo social, de los burgueses, sociólogos y profesores acríticos, mantenía su progresista cabeza anclada en el siglo XIX y anteponía la tecnocracia, un siglo más tarde, a la conservación de la naturaleza y las nuevas formas de ecodesarrollo.

Volví, como quien vuelve a casa, con Rubio Recio a mi "Región", Doñana, a Delibes (1920-2010) (Un mundo que agoniza, 1979) y a Aquilino Duque (El mito de Doñana, 1977). También a Sampedro (1917-2013), Torga (1907-1995), Llamazares…, pero todavía lamento el escaso número de novelistas "modernos" en lucha contra la pérdida de lo natural y su limitado eco socio-político.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios