Rafael Rodríguez Prieto

Normalizar la anomalía

La tribuna

En EEUU no parecen dispuestos a dejar pasar farsas que constituyan ataques directos a sus valores democráticos y constitucionales

Normalizar la anomalía
Normalizar la anomalía / Rosell

04 de enero 2024 - 01:00

Dorian Gray deseaba que su retrato envejeciera en su lugar. Su anhelo se hizo realidad y, a partir de ese momento, tanto el transcurso del tiempo como sus actos más execrables se reflejaron en el cuadro en vez de en su rostro. Creo que fue Oscar Wilde el que, ayudado de su penetrante ironía, señaló que, en realidad, la vida imita al arte. Quizá habría que añadir que de tanto reproducirlo, la vida termina por convertirse en un esperpento. Puede que esta afirmación no sea tan descabellada. Marx, al inicio de su obra El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, corrigió a Hegel con la célebre idea de que todos los grandes hechos y personajes de la historia aparecen primero como tragedia y luego como farsa. Sánchez hace tiempo que decidió convertir a España en su lienzo. Si los nacionalistas le humillan, la igualdad de los españoles se resiente. Si le piden dinero, las regiones con menor renta transmiten sus escasos fondos a las de mayores recursos e infraestructuras. Si el nacionalismo denigra la imagen de España, las instituciones se deterioran hasta ajustarse al deformado relato separatista.

De acuerdo con una reciente encuesta, el alumnado de Cataluña es el que muestra el mayor rechazo a la escuela de toda España. La misión del Parlamento Europeo ha certificado la anomalía educativa española. Solo aquí es imposible estudiar en el idioma oficial y común. Ni tan siquiera se cumple el mísero 25%. La diputada estonia que presidía la delegación denunció el obstruccionismo de los representantes del Gobierno autonómico. Días después, Su Sanchidad acudió al Palacio de la Generalidad, donde fue recibido como un extranjero, a pagar otro plazo de la investidura. En esta ocasión, se incluye una fábrica de chips que supone 300 millones de euros de inversión y que no irá, por ejemplo, a Extremadura o el traspaso de los trenes de cercanías –inexistentes o muy reducidos en otros lugares de España– después de que se hayan programado fuertes inversiones procedentes de los impuestos que pagamos todos. Incluso los votantes del Sanchismo y su marca blanca en Andalucía o Castilla La Mancha. Todo ello a la espera de la siguiente inconstitucionalidad, denominada “pacto fiscal”, cuyo efecto es la independencia económica de facto y la quiebra para el conjunto del Estado. Habrá servicios públicos de primera, de segunda y hasta de tercera.

En España, lo anómalo se ha normalizado, de tal forma que la falsa izquierda progre suscribe políticas ferozmente antisociales, donde el esencialismo identitario se sitúa sobre la necesidad. Acciones que complementan a una ideología supremacista y xenófoba, que cada cierto tiempo emerge en los titulares de la prensa para, al día siguiente, ser convenientemente olvidada. Si el informe Pisa es un desastre, la culpa es de los extranjeros; si no llega el dinero, es que España nos roba. Mientras tanto, una amnistía tan inconstitucional como destructora de nuestra democracia, continúa su recorrido sin informes ni debate real. Más o menos como la regulación que dejó en la calle o redujo las condenas de agresores sexuales de todo pelaje.

Tampoco supone ningún escándalo para la progrez patria que se señale a jueces y periodistas desde la tribuna del Congreso o se constituyan comisiones para controlar al poder judicial. No les resulta extraña la colocación de militantes en los altos cargos de la Administración pública, mientras se desplaza a los funcionarios. Tampoco les parece ningún problema que se acepte debatir sobre la despenalización del enaltecimiento del terrorismo. Quizá tenga hasta cierto sentido. A nivel nacional, Bildu no solo te apoya, sino además te agradece una foto, a la vez que celebran la libertad de los etarras que quisieron volar un tren en la Nochebuena de 2003. A nivel internacional, los terroristas de Hamas, responsables de una de las matanzas más crueles que se recuerdan y capaces de poner a su propia población civil como escudos humanos para provocar el mayor número posible de muertos, te agradecen tu postura “clara y audaz”. Algún malintencionado dirá que el Spain is different tiene con la progresía garantizada una asombrosa continuidad.

En EEUU no parecen dispuestos a dejar pasar farsas que constituyan ataques directos a sus valores democráticos y constitucionales, por pintorescas que sean. La esperpéntica toma del Capitolio por las hordas trumpistas en enero de 2021 acaba de tener una primera consecuencia en la carrera presidencial. El Tribunal Supremo de Colorado ha decidido que Trump es inelegible para la Casa Blanca, en virtud de una enmienda constitucional en la que se excluye de cualquier cargo político relevante al que habiendo jurado defender la Constitución hubiera tomado parte en alguna insurrección contra la misma o prestado ayuda a los enemigos de EEUU. ¿A qué espera la falsa izquierda española para acusar a estos jueces de “judicializar” la política?

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