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Tribuna

ignacio de Cossío

Periodista y cónsul de El Salvador en Andalucía

Noviembre

Un país no debe perder sus raíces y esconder las historias de sus héroes silenciosos, aquellos que perdieron la vida por denunciar la violación de los Derechos Humanos

Noviembre Noviembre

Noviembre

Noviembre, es una obra maestra del poeta y escritor salvadoreño Jorge Galán, premio a la mejor novela de 2016 por la Real Academia Española. Novela histórica basada en hechos reales que nos revela en primera línea el asesinato de seis sacerdotes Jesuitas, cinco de ellos españoles -con el vasco Ignacio Ellacuría, entonces rector de la Universidad Católica, a la cabeza-, y dos mujeres, madre e hija, que atendían a la comunidad, a manos del famoso batallón de Infantería Reacción Inmediata Atlacatl, cuerpo de élite militar de la Fuerza Nacional Salvadoreña entrenados por los boinas verdes norteamericanos, en el contexto de la Guerra Fría y la lucha de Estados Unidos contra el comunismo en Centroamérica, durante la madrugada del 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, más conocida como la UCA.

Jorge Galán, con enorme compromiso con la verdad, la ética y la justicia, apoyado en un gran trabajo de investigación y recopilación de testimonios al más alto nivel, con el ex presidente Cristiani, entre otros, realiza una disección minuciosa de las escenas y sus autores que hace que esta publicación sea mucho más real y auténtica. A Galán le ha costado el exilio en nuestro país desde hace más de dos años tras las amenazas de muerte recibidas por la publicación de este libro que nos habla de los héroes de la UCA en primer plano y de Rutilio Grande, caído bajo los Escuadrones de la Muerte, o de monseñor Arnulfo Romero, asesinado durante la consagración cuando se dibujaba en sus labios el "no matarás", mientras una bala de un sicario francotirador le atravesaba el corazón. Moría el sacerdote pero nacía el profeta de América. "Dios pasó por El Salvador", llegó a decir Ellacuría. En estas páginas se nos habla del pasado y del presente de El Salvador para poder apreciar hoy el incorruptible testimonio y su extraordinario poder reparador de la denuncia a través de la Literatura.

En nuestros días, la Audiencia Nacional española, a través de su juez Eloy Velasco, insiste por segunda vez en la extradición, sin fortuna, de los culpables aún vivos y beneficiados por la amnistía de la Asamblea Legislativa que, tras los acuerdos del Gobierno y la guerrilla, cerraron las puertas a la investigación sobre los crímenes del pasado. A más de cuatro mil kilómetros de El Salvador, concretamente en San Francisco, Lucía Cerna aún aguarda silenciosamente como la última testigo del asesinato múltiple, esperando que otro salvadoreño, Imanol Uribe, la lleve a la gran pantalla bajo las frías letras de invierno llamado Noviembre.

Doy la razón a Jorge Galán al decir que un país no debe construirse sobre la impunidad, al grito de "haz patria y mata un cura", pues nada tienen que ver con la guerra aquellos abusos y aquella represión de máxima gravedad que sufrió la población civil, en especial los siervos de Dios. Un país no debe perder sus raíces y menos esconder las historias de sus héroes silenciosos, aquellos que se jugaron la vida y la perdieron sólo por denunciar la violación sistemática de los Derechos Humanos.

En aquel momento, nos lo recordaba literalmente en el pasado II Foro Iberoamericano de Andalucía el ex Presidente Felipe González, mediador en la firma de los Acuerdos de Paz en el Castillo que Chapultepec en 1992, "el asesinato de Romero no fue comprendido ni tan siquiera por los suyos, los que más deberían haberlo comprendido". Treinta y cinco años después de su muerte se beatificó a Arnulfo Romero y Galdámez y en el próximo mes de agosto, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, se convertirá en santo. Desde hace poco más de un mes El Salvador cuenta en Roma ya con un Cardenal de la Iglesia.

Creo que el final del poema Mañana de noviembre, de Jorge Galán, Premio Casa de América, nos devuelve por un instante la inmortalidad de estos hombres, de estos valientes...

(…) Noviembre se hunde igual que el pie de una bailarin]

en el centro del aire, se suspende, gira,

aúlla, es un anciano, una barba llena de abejas, ]

una cría de oveja que pasta por las colinas alisadas. ]

Noviembre es una víspera blanca

inclinada como una chica antes de lanzarse

desde un trampolín en el borde del mar.

Casi acantilado, casi grulla y casi sombra de grulla]

sobre los niños que se deslizan por la hierba,]

cuando el ocio es una abuela materna llena de leche.]

El mundo es frío y no tengo hijos ni mujer ni parientes. ]

En posesión de nada subsisto. Mi casa es el deseo.]

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