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Tribuna

José García-Tapial León

Arquitecto restaurador de la muralla y la Torre de la Plata

Algunas ideas sobre la Plaza de las Herrerías

El autor aporta una serie de datos que sirven de base para la conformación de este espacio patrimonial que, junto a la Torre de la Plata, se ha usado como aparcamiento

Fachada del Horno Real, un edificio del siglo XVIII.

Fachada del Horno Real, un edificio del siglo XVIII. / D. S.

El Ayuntamiento de Sevilla ha publicitado el proceso previsto para recuperar el espacio junto a la Torre de la Plata, actualmente utilizado como aparcamiento. Se enumeran seis fases de distinta duración, por lo que me temo que, de realizarse sucesivamente como se propone, podría prolongarse, entre convocatorias, concursos, trámites administrativos, ejecución de obras, etc., durante más de cuatro años antes de ver recuperado este importante espacio patrimonial.

Por ello creo necesario que algunas fases se adelanten y otras se solapen para poder reducir los tiempos a unos plazos más razonables. Por ejemplo, para conocer los condicionantes arqueológicos de este espacio no es preciso esperar a que terminen unas futuras obras de restauración de muralla y Torre de la Plata, presumiblemente hasta abril de 2025, porque, desde octubre de 2001 ya se conocen las conclusiones de la investigación arqueológica en extensión y profundidad realizada en el solar por Ana Romo Salas y de cuya memoria hago referencia.

Tampoco es necesario esperar ese mismo plazo para la apertura del debate y análisis público sobre la futura conformación de este espacio patrimonial, porque ya lo podríamos iniciar puesto que conocemos sus condicionantes históricos, arqueológicos, físicos y urbanísticos, algunos de los cuales relacionaré. Por eso es la intención de estas líneas aportar algunos datos que sirvan para iniciar este debate público.

Su primer uso

Históricamente recordemos que el primer uso que se conoce fue como palacio almohade de Abu Hafs (1165-1171) y estaba ajardinado. Tras la conquista castellana, Luis de Peraza atribuye a Alfonso X la transformación del palacio en “Carzel noble para los Cavalleros Hijos Dalgo…..en este gran sitio llamado Atarazanas…….y con una Huerta llena de Árboles”. Se mantendría este uso durante varios siglos como demuestra la carta al Alcaide de los Reales Alcázares y Atarazanas que, en marzo de 1585, envía Diego de Vera como “arrendador de la huerta de las Atarazanas de los Caballeros” quejándose de la próxima construcción de la Casa de la Moneda. Huerta que debía ser, fundamentalmente, de árboles frutales de cierto porte porque, según Ortiz de Zúñiga, era frecuente que, durante las inundaciones, estos árboles quedaran “casi cubiertos”.

Arqueológicamente hay varios aspectos a destacar. El primero de ellos es que, aunque durante la excavación se pudo llegar a los -4,50 metros de profundidad, no es aconsejable plantear ninguna actuación por debajo de los -2,80 metros por la existencia, a esa cota, de una capa freática suspendida. Se constató que, los primeros 2,40 metros de profundidad correspondían al relleno de tierra “de nuebe pies de alto poco más o menos” mandado ejecutar por Juan de Minjares para evitar las crecidas del río.

Interior del Horno Real, un edificio desconocido para muchos sevillanos. Interior del Horno Real, un edificio desconocido para muchos sevillanos.

Interior del Horno Real, un edificio desconocido para muchos sevillanos. / D. S.

También se pudo comprobar que, apenas 15 centímetros por debajo del acerado de la calle Santander aparece ya el lienzo norte de la muralla almohade desaparecida en ese tramo. Los investigadores conceden gran importancia al hallazgo, adosado a ella, a 14 metros de la Torre de la Plata, de una fuente del siglo XVII como un elemento singular que debe ser recuperado y restaurado. Un último y no menos importante condicionante arqueológico.

La campaña de 2001 dejó sin excavar la banda perimetral adosada a la muralla, en un ancho que oscila entre ocho metros al sur y 13 metros al este, superficie que será preciso investigar arqueológicamente ahora, incluyéndola en el proyecto de restauración de la muralla, además de las lecturas paramentales inicialmente previstas.

Un recinto cerrado

Físicamente hay un condicionante histórico: la Casa de la Moneda siempre ha sido un recinto cerrado, antes y después de su uso fabril, por eso la rotura de la calle Santander para acceso al parking supone una constante e imperdonable agresión contra el paisaje patrimonial de la ciudad, como imperdonable fue también la demolición del lienzo de muralla que lo circundaba. Cualquier solución que se plantee debe contemplar el cerramiento de ese espacio, la recuperación de la alineación perdida de la calle y la visualización, desde el interior, de la muralla soterrada en este tramo. Para que la muralla emergente que hoy contemplamos recupere parte de su escala y proporción sería deseable excavar y hacer visible aquella parte soterrada que permita el nivel freático, deprimiendo los espacios inmediatos, y hacerlo de forma paulatina, evitando así la creación de un antiestético foso perimetral.

Desde el punto de vista físico y urbano es importante llamar la atención sobre que, enfrentado al lienzo mayor de muralla y presidiendo la nueva plaza, se encuentra la actual trasera de un edificio singular muy desconocido, el Horno Real. Edificio dieciochesco de austera estética fabril, se compone de un cuerpo cuadrado central en el que, sobre pilastras, se levanta una gran bóveda vaída con lucernario y linterna, cuerpo al que se adosan lateralmente sendas hornazas, conformando una gran fachada de 60 metros. Su privilegiada situación respecto el nuevo espacio urbano, aconseja la remodelación de su alzado sur, creando un nuevo acceso desde él, quizás descubriendo su gran arco central, hoy solo visible interiormente.

Una última consideración de carácter urbanístico. Todas estas ideas deben concretarse en un documento urbanístico que no puede ser otro que una modificación en profundidad del actual Plan Especial de Protección de la Casa de la Moneda, algunas de cuyas propuestas, como el desafortunado edificio de calle Santander, se han revelado como inadecuadas. Modificación del plan que, por otra parte, ya venía obligada por la resolución de la Unesco que exigía un nuevo planeamiento de protección para toda la Zona de Amortiguamiento de los edificios Patrimonio de la Humanidad, donde se encuentra incluida la Casa de la Moneda. Por cierto ¿no había un compromiso municipal de redactar este planeamiento de protección antes de final de año? Esperemos que así sea.

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