La boda de Carlos V y los mapas de la Casa de Contratación

El autor defiende que la conmemoración de los 500 años del enlace celebrado en el Real Alcázar en 1526 debe servir para recordar la existencia de estos documentos producidos por la escuela sevillana

Planisferio Salviati.
Alfonso Gallardo
- Geógrafo

ES poco conocida entre los sevillanos la producción cartográfica de la Casa de Contratación. Cuando nos mencionan la Carrera de Indias acuden a nuestras mentes imágenes repletas de comerciantes, negocios, actividad portuaria etc. Ese dinámico mundo, fundamentado en el cruce constante de un océano (que pronto, con el Pacífico, pasarían a ser dos), no pudo haber tenido lugar sin el concurso de unos hombres que pusieron su saber al servicio de la empresa ultramarina. Se ha recordado últimamente, la figura de Américo Vespucio, primer funcionario de la Corona que ostentó el cargo de Piloto Mayor; ahora pretendemos señalar la conexión del quehacer geográfico con la política de un modo peculiar y desconocido por la mayor parte de los sevillanos.

Vamos a situarnos entre los años 1525 y 1526, cuando tiene lugar la boda del emperador Carlos con Isabel de Portugal (11/03/1526). Las repercusiones culturales de este enlace fueron muy notables: desde la construcción de nuestras casas consistoriales hasta la revolución que supuso para la literatura española el contacto de Boscán y Garcilaso con la poesía italiana.

Para contextualizar aún más, debemos mirar a 1522 con el regreso de Elcano y un puñado de marinos a bordo de la Victoria. Además de la consabida circunnavegación, se había demostrado que las Islas de la Especiería –Molucas– eran alcanzables navegando a poniente, primer objetivo de la expedición. A partir de ese momento, lo primordial era demostrar que las islas se situaban a menos de 180 grados al oeste de la línea de Tordesillas, lo que significaría su situación en dominio castellano. Tras el fracaso de las conversaciones en Badajoz y Elvas con el Reino de Portugal, Carlos I decide pasar a la vía de los hechos y envía la expedición de Loaysa para tomar posesión del archipiélago (24 de julio de 1525).

Así, mientras Loaysa y los suyos (Elcano entre ellos) navegaban hacia el oeste, en casa tocaba poner en marcha la persuasión diplomática, convenciendo a las potencias europeas de la legitimidad de España para tomar posesión de las Molucas. Qué mejor escenario para ello que la boda del emperador; y qué mejor medio que la cartografía de la Casa de Contratación.

Planisferio Salviati.
Planisferio Salviati.

A tal efecto, se ordenó la confección de dos planisferios que debían mostrar las Molucas al oeste del Pacífico, y excluyendo territorios vecinos, para reforzar la teoría de la demarcación castellana. Y ambos fueron obsequios para representantes italianos relacionados con el Papa, buscando una opinión favorable a los intereses españoles. Debemos recordar que la mediación del papado tenía un gran peso en la resolución de las disputas internacionales.

El conocido como Planisferio Castiglione (1525) fue regalado a Baltasar de Castiglione, insigne literato (su obra El Cortesano resulta de obligada consulta a los estudiosos del Renacimiento) y a la sazón, nuncio apostólico en España. Se atribuye el mapa al funcionario de la Casa Diego Ribero, de origen portugués. La atribución se fundamenta esencialmente en la inclusión de instrumentos náuticos, habitual en la obra de Ribero. Este planisferio se custodia en la Biblioteca Estense Universitaria de Módena.

La segunda obra, confeccionada en también en 1525, es el Planisferio Salviati. Fue regalado al cardenal homónimo, oficiante del matrimonio imperial, y pertenece a los fondos de la Biblioteca Laurenciana de Florencia. El cartógrafo sevillano Nuño García de Toreno es muy probablemente el responsable de su elaboración y se esmeró en la tarea. El mapa presenta escudos del cardenal, además de representaciones de la Nao Victoria y, como no, las Molucas en la “parte española” del mundo. El mapa es una obra de vocación científica, restringiendo mucho los rellenos fantasiosos que la cartografía precedente incluía en el interior desconocido de los continentes. Resulta magnífica la representación de las Antillas y la doble costa de Centroamérica, así como el estrecho de Magallanes, recién atravesado por los españoles.

Aún no tenemos noticia de la programación prevista para el año próximo en conmemoración de la boda de Carlos I, tras la constitución de una comisión de trabajo a tal efecto el 11 de marzo de 2025 (justo un año antes del aniversario). Pero sí queremos destacar que la cartografía de la Casa de Contratación tuvo un importante papel, que llevó a la ciencia geográfica practicada en Sevilla al tablero político continental. Puede afirmarse que de este enlace surge la cartografía como producto cultural dotado, por primera vez, de un evidente propósito político.

Los mapas que hemos señalado, productos de la escuela sevillana, son las muestras de la incipiente globalización que se gestaba; independientemente de su clara intencionalidad, marcan el inicio de una ruta de comercio mundial que, bajo dominio español, iría pocas décadas después desde Filipinas a Europa, pasando por Nueva España. Podría decirse que estos mapas son una plasmación geográfica del lema Plus Ultra de Carlos I. La conmemoración venidera no debería obviar la existencia de estos documentos

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