Tribuna

Amparo rubiales

Doctora en Derecho

El gobierno de la igualdad

El Gobierno de la igualdad lo es por el número de mujeres, por su formación profesional y porque es feminista, no sólo porque el presidente así lo declara

El gobierno de la igualdad El gobierno de la igualdad

El gobierno de la igualdad

La desigualdad, una terrible tragedia del mundo, tiene causas muy diversas, pero hay desigualdades esenciales, las que derivan de la situación económica, que producen pobreza y marginación, y las que son consecuencia de la condición de ser mujer, una discriminación transversal, que atraviesa todas las clases; es la desigualdad que sufren las mujeres, producto de la sociedad patriarcal de siglos en la que vivimos, que parece "normal", porque así, dicen, "ha sido siempre".

El mundo ha estado organizado por los hombres. "Nuestro sistema, en el que predomina la autoridad mayor del varón en la sociedad, es un patriarcado de carácter global, común a todos los países del mundo. Ningún país, ni siquiera los más avanzados, ha logrado cerrar la brecha de género, especialmente en relación al poder político y económico", escribe María Solanas, en un estupendo artículo, Una política exterior feminista.

El Gobierno que ha formado el presidente Pedro Sánchez ha sido noticia no sólo europea, sino también mundial, porque España es el país con mayor presencia de mujeres en el Ejecutivo, 11 ministras frente a 6 ministros (61,1%), un poco por encima de la paridad (60-40). En la UE, detrás de España viene Suecia (52,2%), Francia (50%), Eslovenia (47,1), Alemania (43,8%), pero la mayoría de los países europeos suspenden en igualdad, según datos del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE).

Pero no solamente es el Gobierno de la igualdad por el número de mujeres ministras, que se mantiene en los escalones siguientes, sino por sus currículos, en una demostración de la calidad profesional de las mujeres, que además son titulares de las carteras reservadas tradicionalmente a los hombres. Hoy, Cultura tiene ministro, estupendo, por cierto; y Economía y Hacienda, mujeres, también magnificas; a la segunda la conozco bien y es lo mejor de lo mejor, culminando el organigrama con una vicepresidenta, responsable de Igualdad, constitucionalista y feminista histórica, de primer nivel.

Hasta no hace mucho, cuando nos quejábamos por la poca presencia de mujeres nos solían decir: "Es que no hay mujeres"; claro que las había, sólo que no las veían, porque ni saben ni quieren verlas. "Al defender el principio de igualdad efectiva de derechos de hombres y mujeres, el feminismo cuestiona la estructura misma del poder. La revolución feminista apelaría, así, a una nueva e irrenunciable distribución del poder" (María Solanas). El Gobierno de la igualdad lo es, por tanto, por el número de mujeres, por su formación profesional y porque es feminista, no sólo porque el presidente así lo declara, sino porque lo concreta en hechos.

Desde que fui consejera de Presidencia, allá por 1982, defendí que Igualdad tenía que estar en Presidencia, y he escrito artículos explicándolo. En Andalucía, el presidente Griñán, feminista convencido, formó un Gobierno en el que suprimió la consejería de Igualdad y Bienestar Social, pasando la primera a Salud, y la segunda a Presidencia, de la que fue titular Susana Díaz. "El que Igualdad forme parte de la Consejería de Presidencia, que se encarga de la coordinación del Gobierno y es la responsable de la acción transversal del mismo, es un acierto y algo que las mujeres hemos reclamado desde que empezó la democracia, y así se recomendó ya en la Conferencia Mundial de Pekín en 1995, por la sencilla razón de que las mujeres no somos ningún colectivo social marginado, sino la mitad de la humanidad, con problemas derivados de una organización social que durante siglos relego a las mujeres a un papel subordinado, carentes de derechos, sólo por el hecho de haber nacido mujeres. El discurso de la igualdad tiene que ser un discurso transversal, que afecte a toda la acción política y, por tanto, hay que buscar el instrumento organizativo más adecuado para hacerla posible", escribí en este mismo periódico. Nunca me gustó estar con Sanidad o Servicios sociales; las mujeres estamos discriminadas por el patriarcado y no por razones sanitarias o de minusvalías.

Que la vicepresidenta sea titular del Ministerio de Igualdad se ve en toda la acción del Gobierno. Todos los ministros y ministras en sus comparecencias en el Congreso han incluido propuestas de género como objetivos de su trabajo. "No podemos seguir gobernando, ni representando este país, olvidando la peor calidad de los derechos de las mujeres. El feminismo será un eje que atraviese todo el Gobierno. La igualdad es un tema principal de nuestra democracia", afirma la vicepresidenta. El patriarcado, y su derivado, el machismo, están muy nerviosos. Estamos llegando a su "medula" y nos atacan por ello.

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