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Tribuna

Antonio montero alcaide

Escritor

El rubí sevillano de Inglaterra

Casi siete siglos después, una joya tomada en Sevilla por Pedro I figura en la corona británica

El rubí sevillano de Inglaterra El rubí sevillano de Inglaterra

El rubí sevillano de Inglaterra

Una de las más preciadas y valiosas joyas de la corona imperial británica, que figuró sobre el féretro de la reina Isabel II, tiene que ver con una venganza de Pedro I, llevada a término en Sevilla, donde solía permanecer el monarca el corto tiempo que le permitía el itinerante cuidado del reino. Se relacionan las cosas con el rey granadino Muhammad V, que fue derrocado, en 1359, por los partidarios de su hermanastro Ismaíl II. Este último acabó poco después asesinado por su primo y cuñado, que ocupó el trono con el nombre de Muhammad VI, el Rey Bermejo. Hasta ser depuesto, Muhammad V firmó acuerdos de vasallaje con Pedro I y participó con el rey castellano en las guerras contra Aragón. Muhammad VI deshizo el trato con Pedro I y se alió con Pedro IV de Aragón, lo que obligó al monarca castellano a aceptar una paz, no buscada, con el rey aragonés. Mas así lo hizo para, pacificadas las cosas con ese reino, enfrentarse a Muhammad VI. Llamó entonces el rey a Muhammad, V, que se había refugiado con los benimerines, y conquistó junto a él muchos lugares hasta hacer que Muhammad VI huyera de Granada y fuera repuesto Muhammad V, en 1362. Creyó Muhammad VI, en ese trance, que podría ganarse a Pedro I poniéndose a su servicio y así encontrar refugio en su reino, por lo que tomó camino a Sevilla, en cuyo Alcázar se encontraba el rey. Este lo recibe cumplidamente, dándole posada en la Judería, y promete intervenir en los conflictos del reino granadino. Más la maquinación se revela pronto, ya que, nada más alojados el rey granadino y sus acompañantes, tiene lugar un saqueo, "porque la codicia es raíz de todos los males del mundo", cuenta el canciller López de Ayala en su Crónica del rey don Pedro. Llevaba Muhammad VI preciosas joyas consigo: "Y luego que el Rey Bermejo fue preso, fue catado aparte si tenía algunas joyas consigo, y le hallaron tres piedras balajes -rubíes de color morado- muy nobles y muy grandes", además de muchas otras que custodiaban sus pajes. Mandó Pedro I llevar al Rey Bermejo hasta el campo grande de Tablada, montado en un asno y con una saya escarlata que solía usar. El propio rey castellano lo hirió con una lanza, recordándole su alianza con el monarca de Aragón y lo que ello le hizo perder, además de sus tropelías en el reino nazarí. Enviada fue la cabeza del Rey Bermejo a Muhammad V, al que se recibió como rey en Granada, huido como estaba desde su derrocamiento. Buena parte de estas joyas se entregaron al Príncipe Negro, hijo del rey Enrique III de Inglaterra, como botín por su ayuda en la posterior guerra civil entre Pedro I y su hermanastro Enrique II. Tal razón explica que figure ese prodigioso rubí en la corona imperial británica, cerca de siete siglos después, con la que se coronó el rey Carlos III.

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