José Joaquín Contreras | Enólogo y viticultor

“Al final se busca la esencia, lo que nos da personalidad”

  • Forma parte de la cuarta generación dedicada a la bodega familiar y siente pasión por las raíces

El bisabuelo de José Joaquín Contreras (Rociana del Condado, 1983) fundó la bodega familiar, Contreras Ruiz, de la que él ahora es su director técnico. Representa, de algún modo, los nuevos tiempos, una nueva generación muy formada, profesional, que se ha hecho cargo de la tradición vinícola del Condado de Huelva para darle un gran impulso sin perder la identidad. Es su obsesión: fidelidad adaptada a los nuevos tiempos.

–¿Cómo marcan los vinos Doñana y su entorno?

–El compromiso y la filosofía de trabajo que tenemos es llevar al mercado unos vinos fieles al terruño en el que se han desarrollado, fieles a las características que encontramos en el suelo y en la atmósfera, que son las de Doñana. Nuestra agricultura se desarrolla en unos suelos que tienen origen marítimo. Hace miles de años estaba sumergida esta zona; el agua fue retrocediendo, los suelos con fósiles marinos se quedaron abajo y encima se depositaron otros suelos nuevos. La viña es una planta que no necesita riego y en la búsqueda de agua en profundidad llega a esos horizontes con todos esos fósiles marinos, y absorbe esas características que nos asocian con la salinidad del mar. Hay que sumarle el aporte del suelo en superficie, suelos calizos, arcillosos y con un porcentaje muy importante de arena que potencia todo este recuerdo al mar y toda esta esencia del Atlántico que tienen nuestros vinos. Ese punto salino acentúa la frescura, el carácter joven, elegante, sutil de nuestros vinos. También el 80% del aire que llega a las plantas es brisa que llega del océano. Así obtenemos un fruto con ese carácter atlántico que encontramos en Doñana. Atlántico y con mucho sol, muy marcado por las altas temperaturas del verano, en la época de maduración de la uva. Eso se alía con esos matices de salinidad para aportarle aspectos de glicerina, grasa, sedosidad en la bocan que le dan a los vinos más persistencia y mucha más envoltura.

–Es la identidad que tanto defienden.

–Nosotros la cuidamos controlando todo el viñedo propio, interviniendo lo mínimo posible y siendo muy respetuosos con todo el entorno. Por eso hoy el 25% de nuestra superficie está certificada como viticultura ecológica. Es nuestro compromiso con nuestro paisaje, nuestro respeto por el terruño, para que las plantas sean capaces de absorber todo su potencial y reflejarlo en unos vinos auténticos.

–Y apuestan por los métodos tradicionales.

–Es un paso más allá. Es una parte de nuestro proyecto; agricultura ecológica pero como tradicionalmente se trabajaba el viñedo en la zona, con tracción animal, y aliándonos con la luna, los vientos, los tiempos, las temperaturas, para actuar de manera responsable con las plantas. Es una filosofía de vida, la biodinámica, en la que las estrellas o los ciclos lunares nos marcan las acciones a ejecutar en el viñedo, que es entrar en sinergia con el entorno y actuar de manera responsable. Nos gustaría llegar a implantarlo en los próximos años.

–¿Además del terruño, le marca también ser la cuarta generación de una familia dedicada al vino?

–Nos marca en cuanto a que nos proporciona responsabilidad y compromiso con lo que durante generaciones han hecho nuestros antepasados. Y a eso le sumamos el deseo de mostrar todo el potencial y el grado de profesionalidad que existe en nuestro territorio. El Condado de Huelva, la comarca de Doñana, tiene mucho recorrido por delante.

–¿Es difícil innovar sin perder la identidad?

–Al contrario, es fácil. Debemos aliarnos con las nuevas tecnologías para intentar respetar esa esencia que nos ofrece el terruño. Nos dan medios para capturar todo eso que tenemos a nuestro alrededor de la manera más respetuosa y fiel y encerrarlo en una botella, que intentamos que lleve un trozo de nuestro paisaje, un trozo de Doñana.

–Y apuestan por hacerlo volviendo a sus orígenes.

–Efectivamente. Estamos siendo bombardeados por nuevas modas que no dejan de ser pasajeras, y al final se busca la esencia, lo que somos, lo que nos da personalidad, lo que está arraigado a nuestra cultura. La sociedad ahora demanda mucho esto y es responsabilidad de quienes tenemos ese patrimonio que lo hagamos valer. Sólo tenemos que actualizarlo y ofrecerlo de manera contemporánea, mucho más adaptado a lo que el cliente actual demanda.

–Los Reyes almorzaron con Viña Barredero en su última visita a Doñana.

–Es un orgullo que seleccionaran uno de nuestros vinos para el almuerzo y que en un evento importante se apueste por la tierra y se muestre nuestra cultura gastronómica, que es también la de los vinos. Barredero es un vino atlántico, en el que respiras mar por todos lados; esa fidelidad al sitio, con Doñana por bandera, hace que la gente se sienta orgullosa de él y quiera compartirlo en momentos tan importantes como la visita de los Reyes.

–Su espumoso ha sido un éxito estas navidades.

–En Cataluña adquirí conocimientos sobre la elaboración de espumosos y Lumé fue uno de los primeros proyectos que quise hacer cuando volví, pero con una variedad autóctona, zalema, que era una forma de respetar la identidad de nuestra zona. Cada año ha ido creciendo y ha ido teniendo un reconocimiento mayor, no sólo para fechas festivas sino para una comida en cualquier momento con un espumoso que aporta frescura, te limpia la boca y te acompaña durante toda una comida.

–¿Líbero es el Beckenbauer de los vinos?

–Es el vino más caprichoso dentro de la bodega porque parte de un viñedo muy especial que por su antigüedad, con 80 años, tiene un equilibrio perfecto para expresar todas las características de la zona. Tenemos un especial cuidado con este viñedo; se vendimia de manera muy artesana y al final conseguimos una interpretación de la zalema pero de manera muy natural. La sensación que da es beber una zalema salvaje, muy libre, muy única, muy personal y muy fiel al sitio. Hemos conseguido un homenaje al estilo tradicional de los vinos andaluces, aliándonos con la nueva tecnología pero respetando la esencia y la herencia recibida.

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