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Sucesos

Familias de Guillena denuncian el robo a ancianas tras ser drogadas

  • La hija y nieta de una de las víctimas difunde en las redes sociales la matrícula del vehículo que habrían usado los ladrones 

  • Una de las mujeres ha retirado del banco y entregado 4.000 euros  

Fotografía difundida en las redes sociales por los familiares de una de las víctimas y en la que se puede ver el coche utilizado.

Fotografía difundida en las redes sociales por los familiares de una de las víctimas y en la que se puede ver el coche utilizado. / Facebook

Un nuevo método para desvalijar a personas mayores anulando su voluntad. Esto es lo que se desprende de la denuncia formulada este miércoles por familias de Guillena después de que dos mujeres de avanzada edad hayan podido ser drogadas con la intención de entregar sus joyas o ahorros. 

En uno de los casos el robo no se ha consumado gracias a la intercesión de la hija de una de las víctimas, de 80 años, que observó un comportamiento raro en su madre y la retuvo en su domicilio, al que se había dirigido con la intención de entregar las joyas o dinero que guardaba. En el otro caso, la mujer, de 76 años, sí le ha entregado a los ladrones 4.000 euros que ella misma ha retirado del banco.

En ambos casos las familias ya han interpuesto las pertinentes denuncias ante la Guardia Civil. La hija de una de las víctimas pudo obtener la fotografía del coche en el que se desplazaban y en el que condujeron a la anciana hasta el domicilio. La hija y la nieta de la víctima (la conocida instagrammer de la Familia Carameluchi) ha difundido la matrícula y el modelo del turismo en las redes sociales, haciendo un llamamiento público con la intención de localizar a los autores, al parecer, dos hombres, uno de ellos con barba y bigote de unos treinta y tantos años. La otra anciana también habla de la intervención de una mujer de unos 50 años.

Los hechos han tenido lugar en Guillena esta mañana y ambas mujeres han sido abordadas en plena calle. El anzuelo para acercarse a las víctimas habría sido la presencia de un joven, con apariencia de discapacitado psíquico, que llamó su atención llorando. En uno de los casos dijo que había sido agredido, mordido en la mano. La mujer, al acercarse para ver la herida, pudo ser drogada con alguna sustancia pues, a partir de ese momento, es incapaz de contar con coherencia lo ocurrido. En el segundo caso, el joven reclamó la atención de la víctima llorando y diciendo que le habían robado y agredido también. Esa mujer sí recuerda cómo se acercaron dos personas mayores, un hombre de unos treinta y tantos años y una mujer de unos 50 que habrían narrado una historia desgraciada sobre el supuesto menor, para el que reclamaban dinero para evitar que fuese conducido hasta un orfanato. 

Puesto de la Guardia Civil en Guillena. Puesto de la Guardia Civil en Guillena.

Puesto de la Guardia Civil en Guillena.

En ambos casos, las ancianas habrían accedido a las peticiones de los ladrones y habrían subido al vehículo. En un caso la mujer fue trasladada hasta el banco donde retiró casi todos sus ahorros. Llegó lloriqueando y con una actitud que extrañó mucho al propio cajero, que estuvo a punto de llamar a sus familiares. Los ladrones optaron por esperarla a la salida del banco y trasladarla de nuevo hasta un bar donde le pidieron que le comprase al chico un bocadillo mientras ellos le buscaban unas chucherías. Fue en ese momento cuando se perdió la pista de los atracadores.

En el otro caso, la mujer aceptó que la trasladasen hasta su casa para entregarles objetos de valor. Pero se encontró con su hija que, al observar el raro comportamiento de su madre y los comentarios que hizo sobre dichas personas, logró retenerla hasta en tres ocasiones en la casa y salir con su teléfono móvil y grabar la matrícula del vehículo, que se dio a la fuga.

Esta mujer se trasladó hasta el centro de salud donde confirmaron su estado de aturdimiento, pero no han podido determinar si había sido intoxicada con alguna nueva droga al no existir test para comprobarlo, según comentan los familiares. En el segundo caso, la propia víctima habría acudido al puesto de la Guardia Civil pero, al encontrarlo cerrado, habría llamado a un servicio de emergencias en lugar de comentar lo sucedido a sus hijos por vergüenza y para evitarles el disgusto, según comenta la familia que también notó a la mujer muy nerviosa y con un comportamiento poco habitual en ella.

Los familiares confían en que la difusión masiva de las denuncias ayuden a localizar a los ladrones y eviten nuevos casos en la comarca.

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