Agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera y de la Guardia Civil de la Comandancia de Sevilla han detenido a un individuo vecino de la localidad hispalense de Utrera por un delito de usurpación del estado civil y por otro contra la salud pública al recibir supuestamente un cargamento de ocho kilogramos de heroína ocultos en alfombras.

En un comunicado, la Benemérita precisó que el Departamento de Aduanas de Bélgica puso en conocimiento de los agentes que en un vuelo procedente de Kabul (Afganistán) y con escala en Bruselas había un envío de unos paquetes de alfombras por mensajería que llevaban en su interior la citada sustancia. 

Por ello, los efectivos del Instituto Armado y los agentes de aduaneros comprobaron los bultos y, tras quedar "perplejos" por el sistema de ocultación de la droga, solicitaron a la Autoridad Judicial una entrega controlada de la droga. Así, tras diferentes pesquisas,  comprobaron que el domicilio de la persona destinataria se encontraba en una población cercana. 

Para comprobar 'in situ' quién recogía la mercancía se hicieron pasar por repartidores de la empresa de mensajería. Una vez en el domicilio que figuraba como destino, llamaron a la puerta y les recibió una persona que dijo ser el destinatario de la mercancía, para lo que  incluso aportó un Documento Nacional de Identidad.

Los efectivos pudieron observar que en el domicilio sólo había como mobiliario una mesa y una silla a modo de despacho. Una vez que se hizo cargo de la mercancía firmando el correspondiente recibí, los repartidores se identificaron como agentes de la autoridad y procedieron a la detención de M.G.A., de 36 años y vecino de Utrera, por un delito contra la salud pública y otro de usurpación del estado civil, ya que el documento que presenta era supuestamente falso.

La heroína incautada, un total de ocho kilogramos, se encontraba en el interior de estrechos tubos como si fueran hilos, en sentido transversal, trenzados con hilos en el otro sentido, por lo que se hallaba muy bien oculta. Para evitar la acción policial la droga se enviaba por mensajería y se alquilaba una oficina en el lugar de destino, en la que la recibía una persona con documentación falsa.