La lucha emprendida en los últimos meses por vecinos y ayuntamientos del Bajo Guadalquivir y la Marisma, en protesta por las molestias causadas por la quema de rastrojos y pastos del arroz, ha empezado a dar sus frutos. Tras varias manifestaciones y escritos de cinco alcaldes de estas comarcas a la Junta de Andalucía, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible ha anunciado que creará una mesa de trabajo donde se estudie de manera rigurosa este problema.

El problema no es nuevo y se agudiza cada otoño, cuando termina la cosecha del arroz y se queman los restos. Una intensa humareda inunda las poblaciones causando problemas respiratorios a los vecinos y dificultando la circulación y la seguridad en las carreteras de esos núcleos. El problema es complejo porque esta práctica agrícola tradicional es legal pero colisiona con las molestias ocasionadas a una población que alerta de un problema de salud pública. 

En busca de este necesario equilibrio, quienes protestan apuntan que hay otras alternativas a estas labores agrícolas menos contaminantes y que, de entrada, los arroceros rechazan por ser muy costosas y por no resolver tampoco las necesidades de sus terrenos, pues aseguran que en muchos casos la quema es la práctica recomendada para evitar enfermedades y plagas.

En cualquier caso, la Junta de Andalucía se ha comprometido a estudiar la viabilidad de iniciativas que pongan en valor estos restos de cosecha con su aprovechamiento, por ejemplo, a través de proyectos de economía circular encaminados a emplear los rastrojos como compostaje, para alimentación animal o como materia prima para obtener biogás.

La creación de la mesa de trabajo se ha acordado durante una reunión mantenida hace unos días entre el secretario general de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Vicente Pérez, el director general de la Producción Agrícola y Ganadera, Manuel Gómez, y representantes de las localidades cercanas a las zonas donde se realiza esta práctica. En concreto, han asistido al encuentro los alcaldes de las localidades sevillanas de La puebla del Río, Manuel Bejarano, de Isla Mayor, Juan Molero, Los Palacios y Villafranca, Juan Manuel Valle Chacón, y de Coria del Rio, Modesto González, así como representantes de la plataforma vecinal Unidos contra la quema de pastos, que en sólo unos meses ha logrado el apoyo de casi 3.000 personas, y de Gelves.

Para los vecinos afectados lo importante es que esta línea de trabajo no se frene y están ya a la espera de una fecha concreta para la primera reunión en la que está previsto que participen vecinos, organizaciones profesionales agrarias (Asaja, COAG y UPA), Cooperativas Agro-alimentarias, la Federación de Arroceros de Sevilla, investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) y técnicos de la Consejería de Agricultura. El objetivo es encontrar soluciones y algunas se están experimentando ya en otras zonas arroceras de España, como la Albufera de Valencia o el Delta del Ebro.

En cualquier caso, desde la Junta se insiste en la necesidad de llegar a un equilibrio para no perjudicar al sector arrocero, de gran peso en la economía de Sevilla y Andalucía, ni a la avifauna que encuentra alimento en las tablas de arroz, situadas en la puerta de Doñana. Otras actividades de relevancia económica, como la industria transformadora del cangrejo rojo, también están directamente relacionadas con este entorno agrícola.

La Junta también se ha comprometido a medir la calidad del aire con unidades móviles desplazadas a la zona durante las cosechas. A este respecto, los vecinos  apuntaron que la mejor estadística es la que aportan los ambulatorios de los municipios afectados y las muchas urgencias atendidas por asfixias. La plataforma ha ido recopilando en los últimos meses partes médicos que avalan esta denuncia.