Provincia

Este Salón "es una ruina"

  • Tras 11 años de obras, la Plaza de España de la localidad sevillana tendrá que sufrir una nueva intervención para subsanar los numerosos defectos que todavía presenta

La polémica no deja de ensombrecer las obras de remodelación de la Plaza de España de Écija (conocida popularmente como el Salón), uno de los espacios con mayor valor patrimonial de la provincia de Sevilla. Lo que empezó vendiéndose como un hito de la modernidad de la localidad ha terminado siendo una pesadilla para el Ayuntamiento y los ciudadanos, que no ahorran adjetivos negativos para describir el resultado.

Tras diez años de permanecer cerrado por excavaciones arqueológicas y la construcción de un parking, el problema del Salón continúa. El frente abierto ahora es el resultado final de la plaza en superficie diseñada por el arquitecto Félix Pozo y ejecutada por el Grupo Clar Rehabilitaciones, una obra que ha costado 2,1 millones de euros y que, en declaraciones del alcalde de Écija, el socialista Juan Wic, "acumula demasiados retrasos y está mal ejecutada".

Wic empieza a enumerar los problemas y no acaba: "Los sistemas de las fuentes y las láminas de agua no funcionan; la iluminación es deficiente; los árboles se están secando; la solería ya presenta grietas..". El alcalde no tiene duda de que "el responsable es el Grupo Clar, y ya estamos estudiando las penalizaciones", indica Juan Wic. Una tarea difícil si se tiene en cuenta que esta empresa suspendió pagos este verano.

El malestar es tal que, en una reciente visita a Écija de la delegada provincial de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta, Rosario Ayala, y la gerente de EPSA (Empresa Pública del Suelo de Andalucía), Lidia Adán, se decidió atajar el problema entre las administraciones autonómica y la local. "Haremos una reestructuración conjunta para solventar todos aquellos defectos que se aprecian en la plaza", dijo Ayala. ¿Cuánto tiempo se tardará? No se sabe, aunque la delegada de Vivienda es consciente "de que el proceso debe ser ejecutado con rapidez, pues es demasiado tiempo el que el Salón lleva en obras". La cifra, exactamente, son 11 años.

El alcalde, por su parte, insiste en recalcar que "a partir de ahora a la plaza se le introducirán elementos y arreglos que consigan que vuelva a ser la plaza de todos los ecijanos". La declaración no es gratuita, porque, como pudo comprobar este periódico sobre el terreno, el descontento de los ciudadanos de la localidad sevillana es absoluto y culpan de ello al Consistorio.

El proyecto (financiado por la Junta en un 80% y el municipio en un 20%) apenas encuentra defensores. Se puede decir que la enmienda es a la totalidad: no gusta el pavimento, las láminas de agua y las fuentes, los árboles elegidos, los vomitorios del parking de acero y metacrilato, las entradas de coches, la solución para mostrar el gran estanque romano encontrado durante las excavaciones, las farolas de diseño moderno... Lo dice gráficamente un paseante que prefiere permanecer en el anonimato: "entre el cero y el diez, yo le pondría un menos cero". Quizás la clave está en lo que afirma la adolescente Sonia García: "la plaza es demasiado moderna para este pueblo. Yo hecho de menos una fuente para beber y más sombra para el verano. ¿Sabe usted que a Écija le llaman la sartén de Europa".

Uno de los aspectos del que más se quejan los vecinos es la existencia de unas fuentes y láminas de agua cuadradas con el lecho de chinos blancos. "No se ven bien, yo he presenciado como se caían personas mayores y niños. Además, el agua está sucia", dice Francisco García Gaitán. Actualmente, estas láminas de agua permanecen secas y acumulan "mucha porquería". La suciedad es, precisamente, otro de los mayores problemas de la zona, según coinciden los vecinos preguntados y se puede comprobar a simple vista.

Para Francisco García, la cuestión reside en que el arquitecto "no es de aquí y no le duelen las cosas del pueblo. Muy diferente era el proyecto de Sanjuán, un ecijano que comprendía el valor del Salón".

Una de las señas de identidad del nuevo Salón, el gran estanque romano que permanece a la vista gracias a una pantalla de metacrilato (en la imagen principal se ve a la izquierda), también es discutida por los paseantes de la plaza. "Estas cosas transparentes están bien en París, donde la gente es muy respetuosa, pero aquí los cristales están sucios y los gamberros ya los están rompiendo", afirma resignada Rosa Asensio mientras observa a sus hijos jugar. "El alcalde dicen que la nueva obra la va a pagar la Junta, que no va a costar un duro a los ecijanos, pero ¿es que los ecijanos no pagamos impuestos al gobierno andaluz?", se pregunta.

Según un ciudadano que se niega a dar su nombre -"tengo hijos trabajando en el Ayuntamiento"-, el mayor defecto es la escasez de árboles. "Son pocos y los que hay se están secando debido a que no tiene tierra suficiente para enraizar".

Sin embargo, más allá de los problemas técnicos o del comportamiento de los materiales, a los vecinos les preocupa el impacto de un diseño moderno sobre un conjunto patrimonial con edificios como las casas miradores de Benamejí y Peñaflor o las iglesias de Santa Bárbara, Santa María y San Francisco. "Fíjese en este vomitorio, tapa la perspectiva de la casa del Gremio de la Seda, uno de los edificios más bellos de Écija", dice Juan Luis Aguilar, un comerciante que no ha "parado de luchar contra este proyecto". "Para colmo, en los vomitorios del parking han puesto grandes fotos antiguas de cómo era el Salón a principios del siglo XX, una maravilla. Parece de coña, ¿no?".

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