El delegado territorial de Cultura, Turismo y Deporte en Sevilla, José Manuel Girela, y la alcaldesa de Cantillana, Ángeles García, visitaron ayer el mosaico romano hallado durante unas obras en el centro del municipio.

Unas obras rutinarias del Programa de Fomento del Empleo Agrario en Cantillana en la calle Sacristán Díaz Hidalgo, en los alrededores de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, sacaron a la luz a finales de noviembre varios restos arqueológicos que han causado una enorme expectación entre los vecinos. Se trata de un pozo decorado y de un mosaico del siglo II.

La importancia de estos restos no se deben sólo a su singularidad de los restos, sino porque son el primer vestigio de Naeva, la antigua ciudad romana con puerto fluvial y moneda propia de la que había constancia escrita, pero de la que sólo habían aflorado restos diseminados. Conscientes de que las obras de mejora de canalizaciones eran en un entorno sensible, junto a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y cerca de la muralla, los trabajos eran supervisados por un arqueólogo, José Antonio Valiente. Según el experto, el pasado 21 de noviembre, los trabajadores de la obra se toparon con una piedra que cubría el brocal de un pozo decorado, a unos 1,20 metros. Los trabajos se pararon y, de acuerdo con los técnicos de Cultura, se reorientaron para abrir el espacio, descubrir y valorar lo que había.

El mosaico reproduce figuras humanas en movimiento en las paredes del pozo y motivos marinos en el suelo: delfines, rayas, anguilas, almejas, navajas, carpas o calamares se pueden identificar claramente. Ocupa más de 12 metros cuadrados y es rectangular.