Y mientras que la polémica de los robos y el asalto sigue proyectando una imagen distinta de Estepa, la industria que, hasta ahora, había dado a conocer al municipio sigue posicionándose. Esta vez han sido sus polvorones los que han logrado un nuevo hito y ya se pueden comercializar con el distintivo de Indicación Geográfica Protegida (IGP). El Boletín Oficial del Estado publicó el 2 de julio la orden por la que la Junta permite su comercialización bajo esa marca, que se mantendrá hasta que la Comisión Europea se pronuncie sobre la solicitud de esta mención de calidad en el Registro Comunitario de Denominaciones de Origen, que comenzó a tramitarse a principios de año. Entre las características que definen a los productos amparados por la IGP Polvorones de Estepa están sus ingredientes fundamentales: harina de trigo, manteca de cerdo, azúcar, almendra, canela y aromas naturales y, opcionalmente, clavo. Esta IGP se basa en la reputación del producto adquirida durante más de cien años. Aunque el origen de los polvorones se remonta al siglo XVI, según está documentado en el convento de Santa Clara de Estepa, la inventora del dulce como lo conocemos es Micaela Ruiz Téllez, La Colchona (1824-1901). Los mantecados de Estepa ya estaban protegidos por esta figura.