"Cuando probábamos los vestidos veíamos que no nos gustaban las mascarillas que traían los niños". Así relata Isabel Calasanz, de la tienda de moda infantil Azahares, el punto de partida de la idea que les ha llevado a confeccionar mascarillas a juego con los trajes de comunión que vende en su establecimiento de Arahal. Con los restos de tela de cada traje hacen este elemento de protección sanitaria obligatoria para todos los niños que participarán en esta celebración religiosa el próximo otoño.

"El resultado fue precioso y es que viendo la mascarilla estás viendo el traje", opina Calasanz sobre este nuevo producto que ofrecen a sus clientes, el cual está totalmente personalizado al ir a juego con el traje y poder ser bordado con las iniciales de los niños que las portaran en la iglesia.

Esta decisión es señal inequívoca de que las comuniones, previstas para la pasada primavera, se reactivan en otoño, donde miles de niños andaluces serán protagonistas alrededor de este evento religioso que influye en la economía de tiendas como las de Isabel Calasanz, que reconoce que han vivido el confinamiento "mal", pues "todo se quedó parado".