Málaga

Catástrofes Naturales

  • El fuego arrasó 7.175 hectáreas forestales de los seis términos municipales a los que afectó. La naturaleza, por medio de tormentas pocas veces vistas, mostró su lado más cruel el 28 de septiembre

Raquel Garrido

El reguero de catástrofes que la naturaleza se empeñó en dejar en 2012 en la provincia de Málaga pasará a la historia. Dos grandes incendios forestales y una secuencia de devastadoras inundaciones en apenas dos meses engrosaron las estadísticas más negras de los siniestros naturales acontecidos en las últimas décadas. Cuantiosos y millonarios daños materiales, una incalculable pérdida ambiental y cinco personas fallecidas fueron el balance de un annus horribilis que el fuego y la lluvia se encargaron de protagonizar.

El negro balance de la campaña de incendios de 2012 lo protagonizaron dos fuegos que concentraron el grueso de la superficie forestal calcinada por las llamas en todo el año. El más grave fue el declarado el 30 de agosto en la zona de Barranco Blanco de Coín, en el que murieron dos personas y por el que un vecino de Alhaurín el Grande fue detenido como presunto autor de una quema de restos de poda en una finca un día de intenso calor y fuerte viento de terral. El fuego se originó en una situación meteorológica tan adversa que alcanzó una extrema velocidad y una virulencia asombrosa que arrasó 7.175 hectáreas forestales de los seis términos municipales a los que afectó, más otras mil de superficie agrícola y urbana, y obligó a desplazar un dispositivo de extinción sin precedentes formado por más de un millar de efectivos. A su paso arrasó decenas de viviendas, vehículos, infraestructuras urbanas, parajes naturales de enorme valor ecológico y la vida de dos personas que fueron sorprendidas por el fuego, mientras que otro hombre sigue en estado muy grave ingresado en un hospital de Alemania.

La provincia de Málaga también se vio afectada en el mes de febrero por otro gran incendio que se declaró en Pujerra en medio de una intensa ola de frío polar. Las llamas afectaron entonces a 754 hectáreas forestales de los términos municipales de Pujerra, Benahavís, Jubrique, Genalguacil y Estepona, a las que habría que sumar otras 265 de pastizal que no engrosaron las estadísticas oficiales del dispositivo Infoca. Una hoguera de restos de poda realizada presuntamente por el retén del propio Infoca de Igualeja, mientras llevaban a cabo tareas de prevención y limpieza de vegetación en Pujerra, parece que fue la causa de este siniestro forestal. Los seis miembros de este retén fueron detenidos como presuntos autores del incendio, ya que supuestamente podrían haber cometido algunas negligencias que facilitaron su origen y propagación en un día de fuertes vientos del norte  favorecidos por el grave estrés hídrico de la vegetación a causa de la falta de lluvia que arrastraba el invierno.

Tan poco lluviosas fueron las estaciones invernal y primaveral durante el año pasado que el fantasma de la sequía comenzaba a planear de nuevo sobre la provincia al término del verano. Todo apuntaba a que el otoño seguiría la misma senda, pero no fue así y empezó con la formación de la primera gran borrasca de la estación a finales de ese mes que en Málaga se tradujo en consecuencias devastadoras.

La naturaleza mostró su lado más cruel en la provincia el 28 de septiembre. Una fuerte tormenta y lluvias torrenciales pocas veces vistas anegaron buena parte de las zonas del interior, y se cebaron especialmente con los municipios cercanos al río Guadalhorce, que se desbordó en varios tramos inundando todo lo que encontró a su paso. Tres personas fallecieron aquel día arrastrados por la fuerte riada, más de 300 vecinos desalojados, numerosas casas y comercios anegadas, carreteras cortadas y cuantiosas infraestructuras dañadas fue lo que dejó tras de sí el intenso temporal, que obligó a activar la alerta roja por el riesgo de inundaciones y a poner en marcha el plan provincial de emergencias. En unas pocas horas se llegaron a recoger más de 200 litros por metro cuadrado en algunos municipios del interior como en Álora y unos 245 litros por metro cuadrado en Alpandeire. La tormenta descargó tanta agua que una treintena de pueblos de la comarca del Guadalhorce y Antequera resultaron inundados. Villanueva del Rosario, Villanueva del Trabuco, Álora, Pizarra y la pedanía antequerana de Bobadilla se llevaron la peor parte.

Cuando la normalidad empezaba a reinar en muchos de esos municipios de nuevo sobrevino el desastre. Ésa vez los daños fueron menores, pero el 9 de noviembre las intensas precipitaciones provocaron por segunda vez en apenas un mes el desbordamiento del río Guadalhorce a la altura de Cártama y Alhaurín de la Torre. La tranquilidad duró poco porque solamente una semana después el caos regresó de nuevo en forma de tormenta que descargó con toda su furia sobre Málaga capital. Una tromba de agua provocó el 17 de noviembre centenares de inundaciones en numerosas barriadas de la ciudad y el desbordamiento de prácticamente todos los arroyos que discurren por ella. En total, centenares de incidencias que milagrosamente no se saldaron con daños personales en la tercera inundación que sufría Málaga en menos de dos meses, a pesar de que en apenas dos horas llegaron a caer más de cien litros por metro cuadrado en algunas zonas de la ciudad. Pero tras la catástrofe, la naturaleza quiso dar una tregua en la recta final del año que aún se mantiene.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios