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La Faja Pirítica atrae el interés de grupos internacionales

Rafael Moreno

La Faja Pirítica Ibérica es la mayor reserva de minerales no férreos de la Unión Europea. Se trata de un territorio estratégico de 250 kilómetros de largo por solo 50 de ancho que se reparte entre el sur de Portugal, Huelva (sobre todo) y Sevilla. No es de extrañar pues que los grandes grupos mineros y los países que acaparan y controlan la producción de materias primas tengan puesta su mirada en esta deseada zona para poner en marcha proyectos de explotación en sus cortas y tajos.

Desde que a finales de los años 80, primero, y en 2000, después, se consumara el cierre de las 80 minas que había en Huelva y se extinguieran 5.000 mineros, solamente dos explotaciones han abierto sus puertas: Mina de Aguas Teñidas (Almonaster), en noviembre de 2007, y la Mina las Cruces (Sevilla).

Y no es casual. Detrás del proyecto onubense se encuentra Iberian Minerals Corp, una firma canadiense que es líder en el control de materias primas en los mercados internacionales. Otra canadiense, Inmet Mining, es la titular de Las Cruces.

Junto a Canadá, Australia, Rusia y Brasil se han convertido en los grandes gurús del boom de los recursos naturales. Porque China, de momento, es más consumidor que productor.

Los productores buscan aquellas viejas cortas capaces de abastecer las necesidades de medio mundo con su producto estrella, el cobre, que vive su esplendor y renacimiento a un precio excelente, en torno a 8.500 dólares la tonelada, después de haber cotizado hace tan sólo una década a 1.500.

Huelva tiene unas reservas estimadas de 400 millones de toneladas, una especie de El Dorado del cobre para los grupos mineros que conocen el territorio como la palma de la mano y tienen localizadas zonas que garantizan grandes rentabilidades.

Una vez comprobada la rentabilidad del proyecto de Matsa, que ya prevé ampliar la explotación, Riotinto, La Zarza (Calañas) o Lomero-Poyatos (Cortegana) están pendientes del pronunciamiento de la Junta de Andalucía para darle seguridad jurídica y salvaguarda medioambiental a las explotaciones que pretenden poner en marcha Emed Tartessus (Emed Mining); Ormonde España o Petaquilla Minerals.

El proyecto más avanzado y también el más difícil de desarrollar es el de la multinacional australiano-chipriota Emed Mining. Opera en Riotinto desde hace cuatro años, pero no presentó el proyecto definitivo a la Junta de Andalucía hasta octubre de 2011.

Una maraña de procesos judiciales, pendientes incluso en el Supremo, sobre la titularidad de la explotación y sus terrenos adyacentes retrasan sine die las inversiones, aunque la empresa espera que todo se solucione en 2012. Por lo menos ése es el mensaje que transmiten en la Bolsa de Londres donde acuden cada tres meses. 

Emed Tartessus calcula que el Proyecto Río Tinto necesita una inversión de 200 millones de euros. Estiman que, al calor de la explotación, se creen 1.200 puestos de trabajo en la Cuenca Minera, el centro de la Faja Pirítica Ibérica desde hace 5.000 años.

La irlandesa Ormonde Mining confía en invertir 110 millones de euros en La Zarza y su proyecto recoge la creación de 300 empleos para un proyecto estimado de dos décadas.

El tercer proyecto en discordia es Lomero-Poyatos, cien millones de euros de inversión para una explotación que necesitaría 250 trabajadores. Salió a información pública en agosto de 2011.

Sin embargo, en la minería del Sur no todo son buenos augurios: en poco más de dos años, lo que va de 2010 a 2011, han cerrado dos explotaciones, Minas de Cala (Presur) y Aguablanca, esta última ubicada entre Badajoz, Huelva y Sevilla (Sierra de Santa Bárbara), pero que recogió los excedentes de mano de obra de la mina que en su día hiciera famosa el ex presidente del Gobierno Felipe González meses antes de ganar las elecciones generales en octubre de 1982.

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