Granada

Granada, vinagre para cenar

  • En dos años y medio de legislatura, y aunque por diferentes motivos, 17 alcaldes han cambiado en la provincia

Magdalena Trillo

Directora de Granada Hoy

Segundo año de crisis. Año negro para el empleo, para la economía, para las empresas, para las familias… Granada, toda Andalucía, está atravesando la mayor depresión de los últimos cincuenta años. Y se ha limitado a resistir. A subsistir. A soportar la embestida de las cifras. Tanto es así que podríamos recuperar la crónica de hace un año con ligeros retoques: cambiar el 8 por el 9, engordar los datos de parados y quiebra de empresas, alargar los meses de retraso de los proyectos y hundir un poco más las expectativas.

Un año empantanado de anodina vida local que sólo salvan del olvido unos cuantos nombres propios. Francisco Ayala cerró más de un siglo de historia con una despedida tan discreta y callada como su propia vida. El 3 de noviembre cesaba su lucha contra la naturaleza y, unos días más tarde, comenzaba su último reencuentro con Granada. Su mujer, Carolyn Richmond, ha querido que las cenizas del pensador reposen en uno de los limoneros de la Fundación del Alcázar Genil. Faltaron sólo unos meses para que el autor de El jardín de las delicias hubiera podido celebrar los 104. Los cumplirá, ahora, en su ciudad natal. A la sombra de quienes recorrerán su pensamiento y su vida. Sus recuerdos y sus olvidos.

Unas páginas se cierran y otras se abren. Federico García Lorca se ha convertido en un desaparecido más de la Guerra Civil. En el símbolo más universal de la represión y en el símbolo, también, del fracaso de tantos que quisieron perseguir una sombra bajo el cobijo de la memoria histórica. El proyecto aprobado por la Consejería de Justicia para excavar en el Parque García Lorca Alfacar, donde algunos investigadores como Ian Gibson ubicaban su tumba, ha terminado rozando el circo mediático que tanto temía la familia del poeta. Las conclusiones de la exhumación fueron contundentes: no hay rastro ni de Lorca, ni de los fusilados que se buscaban, ni hubo jamás en esa zona un enterramiento. La historia tendrá que reescribirse. En paralelo, la querella de los ultraconservadores contra el juez Baltasar Garzón por iniciar el proceso sigue abierta, del mismo modo que prosigue el conflicto entre una jueza de Granada y la Audiencia Nacional a cuenta de las competencias en el caso.

En este año, la conmemoración en 2013 de la fundación del Reino de Granada, el Milenio, debía haber tomado impulso. Era la gran esperanza para salir fortalecidos de la crisis, la ‘percha socialista’ a la que colgar infraestructuras, proyectos, ilusiones, progreso. La realidad no ha podido ser más negativa. El único que aún creía en la efeméride se ha ido aburrido. Desilusionado. Cansado de esperar y harto de ser ninguneado. David Aguilar debió ser el salvador del Milenio y se ha convertido en su primera víctima. El consejero de Presidencia, Antonio Ávila, ha tomado las riendas intentando ofrecer un mensaje de compromiso y seriedad de la Junta hacia Granada. Sólo se puede ser escéptico. Mucho tienen que cambiar las cosas para que el saldo final sea mínimamente positivo.

El Milenio debía ayudar, ‘aportar’, y se ha acabado transformando en un problema. Tan eterno como los proyectos de un programa que aún se desconoce. La ilusión se ha convertido en decepción. De momento, ni siquiera se sabe en qué hay que creer. La única esperanza es que el horizonte 2012, el año electoral no el de la conmemoración, actúe como revulsivo y signifique un compromiso real y visible con la provincia. El vuelco electoral que vaticina la reciente encuesta del IESA en Granada  (el PP adelantaría hasta en diez puntos a los socialistas si se convocaran hoy elecciones autonómicas y generales) es más que significativa: seis de cada diez granadinos quieren que haya un cambio en la Junta de Andalucía y una mayoría de ciudadanos está dispuesta a votar al Partido Popular. El cambio en la provincia se uniría al de la capital, territorio ‘exclusivo’ de Torres Hurtado con las dos mayorías absolutas ya logradas y unas expectativas claras de poder revalidar el liderazgo. Oficialmente, los socialistas ni siquiera tienen definido su candidato; no más que rumores que sitúan a Paco Cuenca en primera línea (para la batalla electoral o para ‘aguantar’ en la oposición). Hasta podría darse la paradoja de que el PSOE perdiera la Junta y la Diputación y llegara a gobernar en la capital… Poco probable, pero es Granada. Tan posible como arrasar en todos los comicios.

En dos años y medio de legislatura, y aunque por diferentes motivos, 17 alcaldes han cambiado en la provincia: un 10 por ciento del total que refleja la debilidad con que se configuran las listas electorales en ciertos municipios. Gor ha sido la última localidad  en sumarse a las mociones de censura (siete en total) siguiendo el ejemplo de otros pequeños pueblos como Morelábor, Agrón y Válor.

Para los socialistas, la conflictos que arrastran los municipios de las ‘tres A’ y que tanto utilizan los populares en su confrontación (Albolote, Armilla y Atarfe) sigue torpedeando al partido. El último en caer ha sido Víctor Sánchez. Después de 18 años de gobierno ininterrumpido en Atarfe, el histórico del PSOE se ha visto obligado a presentar su dimisión irrevocable y abandonar la política después de conocerse una sentencia condenatoria por unos vertidos en la urbanización Llanos de Silva. Curiosamente, su marcha se produce por un delito medioambiental, y no urbanístico como tanto se había especulado.

Mejor suerte, al menos hasta ahora, ha tenido Juan Carlos Benavides. En los últimos meses, el alcalde de Almuñécar (Convergencia Andaluza) ha estado compaginando el gobierno municipal con sus comparecencias en el banquillo de los acusados. El resultado: alguna condena por injurias, pero ninguna sentencia que vaya a motivar su retirada.

La otra cara de la moneda la representaría José Ávila Rojas. Secuela del estallido de la burbuja inmobiliaria, el constructor ha protagonizado la crónica judicial del año con su ingreso en prisión por una demoledora sentencia por un fraude a la Hacienda Pública en la compraventa de dos fincas de Marbella durante el tiempo en que el promotor estuvo operando en la ciudad gobernada por Jesús Gil y Gil. El fallo, ratificado por el Tribunal Supremo, lo condenó a ocho años de cárcel.

En 2009, el mayor ‘avance’ socialista fue la esperada inauguración de la Autovía a la Costa. Una gran noticia si no fuera por las décadas de promesas que se ha terminado comiendo la carretera y por las polémicas y retrasos que siguen envolviendo a otras infraestructuras clave para la capital y la provincia como el Metro y el AVE. De momento, lo más que se ha conseguido es poner una fecha oficial para su puesta en marcha: 2012 y 2013, respectivamente. Las crónicas del año lo dirán.

El arzobispo de Granada, Javier Martínez, sigue marcando la actualidad. Si en 2008 hizo historia sentándose en el banquillo, ahora ocupa titulares por la ‘guerra’ que se libra en internet a raíz de su encendida homilía de Navidad contra del aborto. Al final, ni cacerolada ni nada. Los enemigos virtuales siguen siendo virtuales, y sus fieles son de carne y hueso; de los que se movilizan llueva o truene; los que se levantan un domingo para ir a la Iglesia y apoyar a su prelado. Reconozcámoslo. Hay batallas que nacen perdidas.

Tan polémico como el caso del arzobispo, que seguirá este año en la primera línea informativa con la beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire programada para el 12 de septiembre, fue la noticia sobre la implicación del deportista accitano Francisco Fernández Paquillo en una trama de dopaje. Toda una carrera plagada de éxitos y de reconocimiento se ha puesto en entredicho con la noticia. Ni su palmarés espectacular ni una trayectoria intachable de honestidad salvan, de momento, la imagen del marchador. Otro mito que se cae.

En el sector financiero, la fusión de cajas sigue centrando la agenda política. En paralelo a la polémica unión entre Unicaja y CajaSur, en Granada se ha afrontado uno de los episodios más complicados para una entidad financiera: el relevo de su presidente. Tras un inesperado pacto entre Francisco Álvarez de la Chica y Sebastián Pérez, socialistas y populares lograron consensuar el nombre del sustituto de Antonio María Claret García: el ex alcalde Antonio Jara tomará las riendas de CajaGranada en tiempos especialmente convulsos por la crisis económica y financiera, por los intentos de fusión para crear una gran caja andaluza que siguen planeando desde la Junta y por las ‘intromisiones’ políticas que continúan castigando la entidad.

Claret se irá dejando la entidad en una posición económica fuerte y con un legado indiscutible: el Museo de la Memoria de Andalucía. El centro, que fue inaugurado en marzo por los Reyes, se ha sumado a la creciente oferta turística y cultural de la ciudad. Un año antes, el Parque de las Ciencias puso en marcha la espectacular Cuarta Fase y, en unos meses, el Centro Federico García Lorca abrirá sus puertas en la Plaza de la Romanilla recuperando para Granada todo el legado lorquiano. Con un margen de tiempo algo mayor, el Teatro de la Ópera ha de culminar las grandes infraestructuras culturales de la ciudad y convertirse en un revulsivo para la Orquesta Ciudad de Granada.

Otro ‘histórico’ que ha pasado a un segundo plano ha sido Jerónimo Páez. Después de 25 años al frente del Legado Andalusí, ha dado un paso atrás para continuar como asesor. En el escenario local, dos nombres podrían ilustrar el año: el concejal Eduardo Moral (PP) con la aprobación de la polémica Ordenanza de la Convivencia y el delegado de Cultura, Pedro Benzal (PSOE), con su ofensiva contra el Ayuntamiento a cuenta de la protección del patrimonio y la lucha contra los grafitis.

Entre unos y otros, como diría Sabina, a Granada este año sólo le ha tocado vinagre para cenar. Habrá que esperar a que lleguen las rosas (o no) y confiar en que las mariposas aprendan a volar.

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