Provincias

Pocas luces y muchas sombras en el olivar jiennense

Ana B. Sola

La principal provincia productora de aceite de oliva del mundo comenzaba en 2011 su cuarta campaña consecutiva de pérdidas. Los precios del aceite se mantuvieron a la baja, sin que la puesta en marcha del almacenamiento privado, que llegó más tarde aún que en 2009, surtiera un efecto ni tan siquiera psicológico.

Según el balance realizado por Asaja el 90% de las explotaciones olivareras de la provincia pierden dinero, con unos precios por debajo de la rentabilidad que se estancaron en 2011 en 1,70 euros de media por kilo.

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) cifraba en 1.800 millones de euros las pérdidas en las tres últimas campañas en España, de los que el 50% (900 millones) corresponderían a Jaén, es decir, 300 millones anuales. COAG hablaba de 2.400 millones de pérdidas en los últimos dos años. Y desde la Federación de Cooperativas (Faeca) en su análisis iban más allá y hablaban de cinco años acumulados de pérdidas. Una crisis de rentabilidad del sector, de precios en origen que contrastan con los buenos datos de comercialización, de aumento de las exportaciones y de buenas cosechas.

Ya en marzo APAJ hablaba de la "desesperación" del colectivo, que dio lugar a un calendario nacional de movilizaciones que comenzaron en Jaén el 18 de marzo, y que se extendieron a otras provincias como Córdoba, Toledo o Mérida. Ese día, más de 8.000 olivareros salieron a la calle pidiendo precios justos, consiguiendo reunir tras una misma pancarta a UPA, Asaja, COAG,  y Faeca.

En mayo, Expoliva, la mayor feria mundial dedicada al olivar, reunía 224 expositores de 12 comunidades autónomas y siete países (Alemania, Argentina, Estados Unidos, Francia, Portugal, Italia y Túnez). De forma paralela, en el Salón del aceite se podían ver 150 vírgenes extra de todo el mundo y el Simposio Científico Técnico recibía 160 comunicaciones batiendo sus récords. 

Cuando ya finalizaba la campaña y estaba a punto de recogerse la siguiente cosecha, Bruselas daba el visto bueno al almacenamiento privado, que fue bien recibido a pesar del retraso y que sólo fuera para los aceites catalogados vírgenes, dejando fuera los lampantes o los virgen extra.

Tampoco fueron malas las dos licitaciones, que superaron las expectativas.  Finalmente, y pese a que en la primera licitación tan sólo se aprobó la medida para 9.905 toneladas, en la segunda se admitieron 34.145 toneladas más, arrojando un resultado de 44.050 toneladas, -un 24,5% más que en 2009- de las que el 99% correspondían a Andalucía, 21.423 toneladas de aceite en Jaén.

Por tanto, de la cantidad máxima de 100.000 toneladas que el Reglamento 1023/2011 (CE) permitía  almacenar en toda la Unión Europea, se cubriría algo más del 44% y esto pese a ser España el único país que se acogió a la medida.

Otro dato negativo del sector han sido los resultados del Mercado de Futuros del Aceite de Oliva (MFAO), que sufrió una caída de más del 60 por cien hasta diciembre. De forma que el volumen de aceite negociado fue la mitad que en 2010.

Y mientras el aceite vive su bajada a los infiernos, siendo utilizado como producto low cost, reclamo por la comercializadoras, el olivar muestra todo su esplendor con grandes cosechas, batiendo récords de producción gracias a una meteorología que suple la reducción de los trabajos que durante años lo han mimado.

Así si la producción en la campaña 2010/2011 se cerraba con 589.775 toneladas de aceite en Jaén, más del 42% del total español, y la 2011/2012 apuntaba a batir los récords de la última década, con el valor añadido de una mayor cantidad de vírgenes extra.

En conclusión: pocas variaciones en el principal sector productivo de la provincia. El mismo tornillo con más vueltas de tuerca. Bajos precios, malas perspectivas en la reforma de la Política Agraria Común, que avisan de una drástica reducción, sino desaparición de las ayudas, que suponen el 40% de la renta de los agricultores, y las mismas propuestas.

Comienza a sonar con más fuerza en determinados sectores una necesaria reconversión del olivar jiennense, además de la ya consabida necesidad de la concentración del sector productivo.

Todo unido a continuar aumentando las exportaciones, (que, por otro lado, son las únicas que parecen ir viento en popa), una mayor promoción, refuerzo de las medidas legislativas para evitar la banalización del producto y poner freno a los abusos de la distribución.

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