Jaén

Tiembla la tierra en la loma

  • Los terremotos entran dentro de la normalidad, aunque no con tal continuidad

Ana Sola

Desde el 20 de octubre hasta finales de año se registraron más de mil seísmos de pequeña magnitud, en la comarca de la Loma de Jaén. Concretamente entre las localidades de Torreperogil y Sabiote. Aunque el mayor de ellos, sentido el 15 de diciembre, fue de 3,7 grados, y no ocasionó daños, el nerviosismo de la población fue en aumento, al no ser una zona habituada a los movimientos sísmicos. Temblores que llegaron a originar grietas en un módulo de un colegio de Torreperogil que fue cerrado por precaución, y que afectó a cuatro clases de infantil situadas en un edificio muy antiguo.

El Instituto Geográfico Nacional, que instaló una unidad móvil en la localidad, siempre han insistido en que este tipo de terremotos entran dentro de la normalidad. Pero la continuidad en el tiempo de los seísmos llevó a que surgieran teorías de distinto tipo.

Primero se les relacionó con el llenado del pantano del Giribaile, o con posibles prácticas ilegales de fracking, que consiste en extraer el gas atrapado en la roca, para lo que se perfora y se inyecta agua con arena y una serie de aditivos químicos a gran presión, lo que hace que la roca se fracture y libere el gas hacia la superficie.

Incluso se creó una plataforma ciudadana que tras reunir más de seiscientas firmas presentaron una denuncia en un juzgado de Úbeda para que se investigase si era la causa de los seísmos.

Pedían al juez que solicitase información a la empresa Oil & Gas Capital, S.L. para saber si habían comenzado a extraer gas en Torreperogil, tras la concesión que le dio la Junta de Andalucía en el mes de mayo de investigación de hidrocarburos. Tanto la empresa como la Junta, aseguraron que los permisos eran para realizar estudios que no requerían utilización de maquinaria pesada o actividades de prospección.

Ambas teorías, tanto la del llenado del pantano como el fracking, fueron descartadas por el grupo Riesgo Sísmico y Tectónica Activa de la Universidad de Jaén (UJA) en un informe publicado en su página web. El informe, elaborado por José A. Peláez, Carlos Sanz de Galdeano y Francisco Juan García, recogía, entre otros datos, información geológica del área, así como el posible origen de la serie sísmica.

La distribución inicial de los epicentros obligaba a pensar a los investigadores, al igual que en los otros sectores donde ocurrieron anteriores series, en movimientos de numerosas pequeñas fallas o fracturas. Además, insistían en que el área de Torreperogil-Sabiote, como muchas otras de la Cordillera Bética, estaba levantándose, posiblemente por un cierto reajuste isostático debido a la erosión producida, que descargaba peso en toda la región y producía un fenómeno de rebote.

 

Según el informe, durante buena parte del Mioceno Medio y superior, la corteza en la Cuenca del Guadalquivir se flexionó y hundió, como respuesta al apretamiento cortical que sufría la Cordillera Bética; ahora ésta que tiende a recuperarse de ese hundimiento y por tanto a levantarse.

El informe distinguía también durante el periodo de terremotos tres fases. Una primera hasta el 25 de noviembre, que pasa desapercibida para la población y que tras los primeros días, en donde se llega a observar un máximo de 35 terremotos, los temblores decaen paulatinamente. Tras nueve días sin terremotos, comienza una segunda y corta fase que podría considerarse premonitoria de la tercera. Llegando a registrarse trece terremotos durante el día 9 de diciembre.

La tercera y última fase generó un mayor número de terremotos y fue la más energética, además de generar más alarma entre la población, dado el importante número de terremotos que eran sentidos en mayor o menor grado.

Terminó el año sin que la tierra dejarse de temblar y con la incertidumbre de los habitantes de estas localidades, algunos de los cuales decidieron incluso ir a dormir a localidades cercanas como Úbeda.

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