Málaga

Menos mal que el Málaga ascendió

  • Después de un ciclo de bonanza económica, la ciudad carece de proyectos capaces de generar la ilusión ciudadana.

ANTONIO MÉNDEZ NIETO

Director de Málaga Hoy

Es difícil encontrar argumentos que rezumen optimismo para describir la realidad del último año. El paro alcanzó su cota histórica. Las ventas de vehículos sufrieron un fuerte retroceso. Los visados para edificar nuevas viviendas regresaron a las cifras de 1997. La confrontación presidió las relaciones institucionales entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía. Estepona tomó el relevo de Marbella en la crónica político-judicial de la corrupción. Hasta los accidentes de tráfico, con un acusado descenso en las víctimas mortales en España, se cobraron en Málaga más muertos. La realidad del AVE en su primer año, la resistencia a la crisis del sector turístico, que ha taponado algunas arterias de la sangría laboral o el ascenso del Málaga son contrapesos en el balance de un año sombrío y que presenta como único reclamo novedoso, pero rodeado de escepticismo, el anuncio del alcalde para que la capital aspire a ser sede de una Expo Universal no antes de 2023.

Ante este panorama se enfrentan unos dirigentes políticos jóvenes que han tomado las riendas de los dos principales partidos tras las últimas elecciones generales y autonómicas. La principal virtud que atesoran Miguel Angel Heredia y Elias Bendodo para dirigir a PSOE y al PP tiene el riesgo de que se pierde con los años. El primero, llega de la mano del propio Zapatero y del aparato oficial de la formación política y reemplazó a la anterior secretaria general, Marisa Bustinduy. La derrota socialista en los comicios andaluces y el reparto equitativo de escaños con el PP en los generales, después de una inversión sin precedentes en la provincia por parte del Gobierno central, de la mano de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, aconsejaron el cambio. El sector crítico del partido, que presentó alternativa, sólo rozó el 30 por ciento de votos.

En el bando opuesto, la victoria autonómica no detuvo el deseo del presidente regional del PP, Javier Arenas, de propiciar la salida del líder provincial, Joaquín Ramírez, con el que mantenía una muy escasa sintonía. Elías Bendodo, uno de los cachorros de Nuevas Generaciones, curtido los últimos ocho años en el Ayuntamiento, a la sombra de Celia Villalobos y del actual alcalde, Francisco de la Torre, fue el elegido y ratificado casi a la búlgara por el congreso provincial. Una tercera persona encarna el cambio generacional político. El ascenso como máximo representante de la Junta en Málaga de María Gámez, la anterior delegada de Innovación, Ciencia y Empresa del Ejecutivo autonómico en la provincia.

Los dos dirigentes del PP y PSOE trataron de imprimir su nuevo estilo e incluso se citaron para entrevistarse y abordar la posibilidad de acuerdos en temas de especial trascendencia para Málaga. La foto oficial, sin embargo, no se plasmó en 2008. El grave clima de confrontación institucional entre el Ayuntamiento de Málaga y el Ejecutivo Autonómico posiblemente ayudara a disuadir la posibilidad a corto plazo de que se cerrara el encuentro. La negativa del Gobierno de Chaves a gestionar ayudas europeas para una treintena de actuaciones locales, las restricciones a varios de los proyectos urbanísticos contemplados por el municipio en su Plan General de Ordenación Urbana, todavía en su tramitación inicial y sin luz verde de la Consejería de Obras Públicas o la polémica tras la inesperada oferta de la Consejería de Salud de construir un "megahospital" en Málaga, ligada a que el Consistorio recalificase los suelos ocupados por el actual hospital regional Carlos Haya, para financiar la obra con las plusvalías de la operación, son ejemplos que resumen ese clima de desencuentro constante.

Pero el gris mandato de Francisco de la Torre en los últimos meses tampoco puede ampararse en la falta de apoyos de las otras administraciones. Después de un ciclo de bonanza económica, la ciudad carece de proyectos capaces de generar la ilusión ciudadana. Y el debate del futuro no puede girar en torno a si se alzarán o no los rascacielos diseñados para cambiar la fisonomía de varios barrios. Quizá consciente de esa debilidad y de que los recortes de ingresos en materia urbanística limitan las posibilidades de inversión, el regidor aprovechó el último Pleno sobre el Estado de la Ciudad para anunciar la intención de postular a la capital para organizar una exposición universal dedicada a las nuevas tecnologías. Aunque curiosamente los terrenos reservados como escenario de la muestra, la Junta los contempla para construir un puerto seco de interés metropolitano.

En el ámbito provincial, el arresto del alcalde socialista de Estepona, Antonio Barrientos, en la llamada operación Astapa, en una supuesta trama de corrupción con ciertas similitudes al caso Malaya en Marbella, o la polémica negociación de la Fiscalía con los concejales de esta última localidad para sustanciar en penas de tres años de prisión decenas de causas por delitos urbanísticos durante la era GIL, fueron episodios muy destacados de la actualidad. Como la denuncia en junio de la teniente de alcalde del PP Josefa López, contra el regidor de su propio partido en Sierra de Yeguas, Rafael Sánchez Lavado, en un asunto pendiente de juicio. También el Partido Popular fue protagonista del vaivén local más importante con el triunfo en octubre de la moción de censura en Vélez contra el alcalde Francisco Delgado Bonilla, impulsada por el PSOE y que situó al frente del Consistorio a Salomé Arroyo.

Fue la crisis, sin embargo, la que en un goteo constante de datos marcó el año. El paro creció un 46 por ciento y alcanzó su cota histórica. El desempleo en el sector de la construcción aumentó un 98 por ciento y las afiliaciones a la Seguridad Social bajaron un 7 por ciento. Las cifras de viviendas nuevas visadas fueron similares a las de 1997, después de un quinquenio en el 2000 en el que se levantaron 176.000 nuevos pisos. El turismo, afortunadamente mantuvo un buen comportamiento y es uno de los culpables de que las ventas de vehículos no se desplomaran. También el Parque Tecnológico de Andalucía, con 30 nuevas empresas creadas, es un claro exponente de su pujanza aun en este periodo.

Y el bolsillo fue el culpable de una buena noticia. El tráfico se redujo hasta un 50 por ciento en las principales vías de la capital y el número de pasajeros que utilizaron los autobuses urbanos aumentó en un millón, aunque al finalizar el año el litro de la gasolina bajó hasta los 86 céntimos. Lástima que las obras del Metro acumulan retraso cada mes y ya se habla de 2014 como fecha para la inauguración de las dos líneas previstas, una demora de casi cinco años sobre la fecha inicial. Y sin novedad, lo que es muy preocupante, del futuro corredor ferroviario de la Costa del Sol. Aunque el protagonismo del año hay que dárselo como en 2007 al AVE. Los dos millones de pasajeros entre Málaga y Madrid dictaminan con elocuencia el impacto de esta gran infraestructura, que junto a la futura terminal del aeropuerto, que estará lista en la primavera de 2009, sitúan a Málaga como la gran puerta de entrada de Andalucía.

También en 2008 entró en servicio parte del nudo de entrada a la capital, un punto determinante de los atascos que padece la ciudad hasta que en 2009 se inaugure la llamada hiper ronda. Y más de 70 personas murieron en las carreteras malagueñas el año pasado. El carnet por puntos no supuso en Málaga el punto de inflexión. Aunque buena culpa la tuvo el accidente que en abril en Torremolinos costó la vida a nueve turistas finlandeses que viajaban en un autobús que fue embestido por el conductor de un todoterreno, que dio positivo en el control de alcoholemia. Otro episodio trágico se registró en la céntrica calle Larios de Málaga en pleno mes de agosto. Un ex guardia civil con problemas psicológicos emprendió con su coche la caza del peatón. El resultado, ocho personas, en su mayoría también turistas, heridas por los atropellos y unos minutos de pánico entre los viandantes de este espacio peatonal, hasta que un camarero y un policía fuera de servicio lograron reducir al kamikaze.

En el plano cultural tampoco hay demasiados motivos para la satisfacción. Las obras del Museo de Bellas Artes en el Palacio de la Aduana no arrancaron, y la pinacoteca cumple 12 años cerrada. Una paradoja cuando la ciudad aspira a la capitalidad europea en 2016, una candidatura que hasta el momento no parece suficientemente trabajada por el Ayuntamiento. Tampoco comenzó el auditorio o el llamado Parque de los Cuentos en el degradado convento de la Trinidad. En el lado opuesto, el museo Picasso cumplió cinco años y ya es un referente cultural andaluz, y el Festival de Cine Español de Málaga también es un certamen consolidado, pero ha perdido al director que lo llevó al éxito y tiene ahora que decidir en qué quiere convertirse de mayor. Y menos mal que el Málaga ascendió.

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