Juegos Olímpicos

Fátima Gálvez mantiene la mirada en Tokio 2020 pese a la incertidumbre por el coronavirus

Fátima Gálvez, sonriente, al término de una competición.

Fátima Gálvez, sonriente, al término de una competición. / El Día

Fátima Gálvez no pierde la perspectiva pese a la crisis del coronavirus. La tiradora de Baena sigue con la mente puesta en la gran meta que se ha marcado en este año, los Juegos Olímpicos de Tokio, a pesar de que su preparación para la cita olímpica se está viendo seriamente afectada por las consecuencias del estado de alarma decretado por el Gobierno de España.

Mientras aguarda un permiso especial para poder acudir a su habitual lugar de entrenamiento, el campo de tiro de Las Gabias (Granada), Fátima afronta el aislamiento en casa con filosofía, trabajando en el aspecto físico y manteniendo el contacto con su psicóloga por vía telemática, para evitar distracciones inconvenientes en un momento crucial de la temporada.

La baenense cumple con el aislamiento en su domicilio de Granada, donde se recluyó después de participar recientemente en la primera prueba de la Copa del Mundo, que se celebró en Nicosia, donde consiguió la medalla de bronce en la prueba individual y la plata en el mixto. "Vine de Chipre y opté por quedarme en Granada, porque estuve antes en Qatar y no quería correr riesgos con mi familia, por el tema de posibles contagios. Estoy tranquila, llevándolo lo mejor que puedo y adelantando cosas, pero no puedo hacer gran cosa porque ni siquiera puedo salir al campo de tiro", lamenta Fátima.

La tiradora espera que "estos días pasen lo antes posible y pueda retornar pronto a mi rutina diaria". Mientras tanto, intenta manejar la situación con el apoyo de su psicóloga, pieza fundamental para un deportista de élite. "Estamos haciendo las sesiones vía Skype y tratando de controlar toda esta información para que no afecte a la hora de competir" cuenta Fátima, que aún así reconoce que "es complicado, porque cuando sabes que en otros países hay compañeros que están entrenando y tú no puedes salir ni siquiera a la puerta de casa, te sientes un poco mal".

De momento, su actividad se reduce a las sesiones físicas en casa, ya que hasta nueva orden no puede pisar el campo de tiro para entrenar con normalidad. La baenense, única andaluza que estará en su prueba en los Juegos, mantiene contacto directo con la Federación y el director técnico de tiro al plato, y aguarda la llegada de un permiso especial para poder regresar a Las Gabias y entrenar en solitario para no perder el ritmo.

Porque lo cierto es que su momento de forma es espectacular. En este arranque de año, Fátima Gálvez se subió al podio en los Grand Prix de Marruecos y Qatar, además de arrancar la Copa del Mundo con dos metales. Ahora, su mayor temor es el aspecto técnico, "porque se tarda mese en coger buenas sensaciones y nada de tiempo en perderlas".

A la espera de noticias para retomar el trabajo en el campo de tiro, la baenense tendrá que replantear también su calendario previo a los Juegos. La crisis del coronavirus se ha llevado por delante una prueba internacional en Francia, así como el preolímpico que se iba a disputar en Tokio, donde a la urgencia sanitaria se ha unido la falta de previsión, pues el recinto aún no está terminado al 100%.

De esa forma, la Copa del Mundo de Nueva Delhi, retrasada a finales del mes de mayo, podría ser la competición en la que retome su camino. "Se nos van a agolpar todas las competiciones en dos meses y eso habrá que saber gestionarlo, por el sobresefuerzo que suponen los viajes y el desgaste psicológico", advierte la cordobesa, a la que le espera una recta final frenética antes de la cita más importante y esperada, los Juegos.

La incertidumbre sobre Tokio 2020

Por si todo eso fuera poco, Fátima anda también muy pendiente de las noticias que rodean a la celebración de los Juegos de Tokio 2020, que corren serio peligro al menos en las fechas inicialmente previstas. Sea cual sea la decisión definitiva del Comité Olímpico Internacional, la baenense espera una rápida resolución: "Para lo bueno o para lo malo, necesitamos una solución lo más rápida posible. Si deciden celebrarlos, afrontaremos las posibles consecuencias, pero si se cancelan o se aplazan tampoco me parecería mal, porque se evitarían los riesgos para los deportistas".

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