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pedro rodríguez. director del Instituto de ciencia y tecnología de la Universidad loyola

"Los chinos han acaparado toda la energía fotovoltaica del mundo"

  • Es uno de los ingenieros más citados en los artículos de sus compañeros, pero ha preferido quedarse en Sevilla para impulsar Loyola.Tech y continuar su labor docente e investigadora

Pedro Rodríguez, en su despacho de la Loyola.

Pedro Rodríguez, en su despacho de la Loyola. / juan carlos muñoz

Su despacho en la Loyola es muy reducido y funcional, presidido por una pequeña imagen de Jesús y un banderín del Instituto Tecnológico de Massachusetts (el legendario MIT), institución con la que colabora. Pedro Rodríguez (Madrid, 1965) tiene el honor de ser uno de los ingenieros más citados del mundo por sus compañeros. Comenzó como estudiante de FP y actualmente es el fundador y director del recientemente creado Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad Loyola Andalucía (Loyola.Tech) Entre medio hay una larga trayectoria y un currículum de primer nivel: doctor por la Universidad Politécnica de Cataluña; estancias como investigador postdoctoral en universidades norteamericanas y europeas; fellow member del Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE), directivo de Abengoa, inventor de 14 patentes, y un largo etcétera. Actualmente, este catedrático de Ingeniería centra sus esfuerzos en sistemas inteligentes de energía, así como en el acceso universal a la misma y las renovables. Desde Loyola.Tech, Rodríguez quiere "hacer una investigación útil, la que demanda la sociedad; no nos interesan tanto las publicaciones -aunque también tenemos que divulgar el conocimiento- como la utilidad de lo que hacemos".

-Usted es una de las personas más citadas del mundo en el área de ingeniería, según la lista Highly Cited Researchers (HCR). Es decir, que marca tendencia en la producción científica. Un auténtico camino de excelencia.

-Siempre hay un componente de suerte, pero tienes que tener fe en lo que haces. Es muy importante ser original en tu trabajo, contar cosas que normalmente no se cuentan y, además, que convenzan. Cuando haces eso, tus colegas empiezan a citarte en sus artículos. En mi caso me di cuenta que los problemas que vemos en la red eléctrica son los mismos que yo observaba cuando arreglaba radios... Los editores de las revistas, al principio, rechazaban mis artículos. Decían que estaban fuera del tópico. También es muy importante que te preocupes por difundir tu trabajo. No basta con publicar tus investigaciones, después hay que subirte a las tarimas, divulgarlas...

-¿Arreglaba radios?

-Sí, antes que Ingeniería estudié FP, y a mucha honra. Arreglaba radios antiguas y televisores. Desde pequeño ya programaba el árbol de Navidad de mi casa, con un ordenador electromecánico con tarjetas perforadas que me trajo mi padre de la empresa. Siempre me ha gustado mucho tocar las cosas con las manos, hacerlas... La luz psicodélica de los 70 para mi cuarto... Empecé FP en Madrid y la acabé en los jesuitas, en Úbeda. Después hice perito en Jaén, fui a la escuela superior en Barcelona. El doctorado lo empecé en Barcelona, pero lo terminé en Estados Unidos, y finalmente estuve durante siete años como investigador postdoctoral en Dinamarca.

-¿Cree que en la carrera de Ingeniería habría que introducir algunas asignaturas no técnicas, que diesen una perspectiva más humanística?

-Por supuesto. Aquí en Loyola se cuida mucho la dimensión ética y humana que debe tener el ingeniero. Cuando alcanzamos una meta, una cima, y miramos alrededor puede que nos preguntemos: ¿y esto para qué sirve socialmente? Hay que ser capaz de comprender cómo tu trabajo puede mejorar la sociedad.

"Desde la Universidad Loyola estamos promoviendo el acceso universal a la energía"

-A los ingenieros se les acusa de ser unos "cabeza cuadrada".

-Creo que no es así. Eso es un tópico. Quizás hubo una época en la que el ingeniero era un mero calculista, algo que ya no tiene sentido. Hoy en día un ingeniero debe de ser una persona con creatividad y conocimiento, que sepa establecer las conexiones entre las ideas para generar nuevas soluciones y sistemas. Los ingenieros están detrás de Facebook o haciendo bioingeniería con tejidos artificiales... Aquí, en la Universidad Loyola Andalucía estamos promoviendo una iniciativa para asegurar el acceso universal a la energía.

-¿En qué consiste?

-Estamos integrados en una iniciativa del IEEE, el Institute of Electrical and Electronic Engineering, que es la asociación mundial de ingenieros sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo en áreas técnicas, concretamente, organizamos el equipo de Europa-África. En Loyola nos encargamos de la competición entre diferentes equipos de trabajo para ver cómo se podrían electrificar las zonas desfavorecidas de África de una forma sostenible. El equipo vencedor recibirá, además de un reconocimiento internacional, un premio de un millón de dólares.

-Continúe...

-No se trata de llegar a una zona rural remota con cables, paneles solares y una turbina; eso se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo y no siempre es útil, ya que no se estudia el impacto social, ni se debate con los gobiernos, ni se involucra a grandes instituciones, como el Banco Mundial, para promover el desarrollo, ni hay modelo de negocio... Al final, lo que en muchas ocasiones se les has dejado a estas comunidades es un nuevo problema en lugar de una solución. El objetivo de la iniciativa Empower a Billion People del IEEE, que también tiene equipos dedicados a otros continentes, es asegurar el acceso a la energía a mil millones de personas.

"En electricidad, estamos pasando de ser consumidores pasivos a productores activos. Es decir: 'prosumidores'

-¿Encontraremos alguna vez una fuente de energía que solucione el problema energético?

-La fuente la tenemos desde hace mucho tiempo. Es el sol y a partir de él se generan todas las demás energías. El sol mueve los vientos, genera las mareas..., incluso origina los combustibles fósiles. Si no hubiese sol no existiría nada. Otra cosa que podemos hacer es crear un sol pequeño en la Tierra; es decir, podemos hacer fusión nuclear. No obstante, las experiencias que tenemos con la energía atómica no siempre han sido positivas. Las renovables son unas energías pacíficas que aprovechan la actividad terrestre resultante de una radiación que nos llega gratuitamente desde muchos kilómetros de distancia...

-¿Y por qué las pequeñas aldeas en África no tienen energía eléctrica?

-Porque no pueden, y quizás nunca podrán, pagar los costes de la instalación que hace falta para llevarles la electricidad. Por este motivo, se da la paradoja de que existen poblados que viven debajo de una línea eléctrica a los que no se les alimenta. Por eso están empezando a surgir iniciativas para que las pequeñas instalaciones que alimentan a estas personas empiecen a crecer de manera celular, que empiecen a interconectarse los paneles solares de sus casas y de los poblados hasta que creen una pequeña red propia, que finalmente tendría el volumen suficiente como para conectarse a la red principal... Es decir, se plantea que en vez de que la red se aproxime a los usuarios (algo que no se hace por intereses económicos), sean éstos los que, de forma agrupada, se aproximen a la red. ¿Quién ha empezado a financiar esto, quién ha visto el negocio? Principalmente, los chinos.

El entrevistado en un momento de la tertulia. El entrevistado en un momento de la tertulia.

El entrevistado en un momento de la tertulia.

-¿Los chinos?

-Sí, las empresas chinas se han dado cuenta de que existe un negocio de gran escala en la electrificación de zonas remotas, como África, y están generando tecnología para bajar los precios al mínimo.

-Ponga ejemplos de esa tecnología.

-Por ejemplo, nuestros frigoríficos domésticos tienen una pared aislante de dos centímetros de grosor, porque nuestras casas son pequeñas y no pueden ocupar mucho espacio. Pero si tuvieran una pared aislante de 10 centímetros, mantendrían más el frío y consumirían mucha menos energía, sin incrementar el precio significativamente. Tan sólo con abrir nuestras neveras por arriba, como un arca, en vez de con una puerta frontal, que es más cómoda, se ahorraría alrededor de un 30% de energía... Son pequeñas cosas que ayudan.

-Eso nos habla de ahorro de energía, pero no de generación de energía.

-Hace ya unos años que China fulminó los precios de la generación fotovoltaica. Todo el mundo quería desarrollar tecnología fotovoltaica y los ingenieros occidentales se empeñaban en incrementar la eficiencia de los paneles. Es decir, que un metro cuadrado de panel fotovoltaico generase la mayor cantidad posible de energía. Sin embargo, los chinos decidieron hace una década que era más interesante reducir los costes de producción y utilizar materiales con eficiencias mucho más bajas, pero con unos costes mínimos... Con ese modelo, y mejorando paulatinamente la calidad de su tecnología fotovoltaica, los chinos han conseguido acaparar prácticamente toda la energía fotovoltaica del mundo. Ahora están haciendo lo mismo con las baterías... Es decir, la captación de energía renovable no es un problema, y la acumulación de ésta tiende a dejar de serlo en un futuro cercano. El problema es el modelo de uso de dicha energía. Hay que cambiar el sistema de potencia de arriba abajo. Pongamos la metáfora del agua: ahora mismo el agua llega a nuestra casa desde una central de bombeo. Sin embargo, de lo que se trata ahora es que cada uno de nosotros construyamos un pozo y un depósito de agua en nuestra casa para abastecernos.

-Parece lógico.

-No estoy inventando la rueda, ¿verdad? Además, de vez en cuando, podríamos verter excedentes o abastecer de agua al circuito principal. Esta última parte da mucho que hablar. Si el caudal del pozo fuese confiable y el depósito lo suficientemente grande, incluso si pudiésemos interconectarnos, esta estrategia nos permitiría disponer de agua con inversiones mucho menores en infraestructuras de transporte. No obstante, las tuberías, válvulas, contadores, etc, no están pensados para que el agua fluya al revés, por lo que habría que hacer algunas actualizaciones en el sistema. Si en vez de agua hablamos de flujo de electrones, el problema es exactamente el mismo. Estamos pasando de ser consumidores pasivos a productores activos, lo que se conoce como prosumidores. Esto se refuerza con una tendencia social. La gente quiere generar su propia energía renovable y cuidar el medio ambiente. Fíjese en Alemania, un país con poco sol que ya genera la suficiente energía solar como para cubrir la máxima demanda de potencia de toda España.

"No se puede penalizar a la energía solar por ser competitiva, ya que estaríamos penalizando el progreso"

-¿Y España por qué no?

-Es un problema principalmente político y regulatorio.

-¿Hay muchos intereses?

-Estamos hablando del sector de la energía, que mueve muchísimo dinero. Las infraestructuras que se generan son muy caras y pensadas a largo plazo... Una línea eléctrica tiene que durar sesenta años; una central nuclear, cuarenta... Es decir, que cuando se planificaron las infraestructuras de alimentación eléctrica de Andalucía se hizo un plan para que todos fuésemos pagando, poco a poco, la inversión en nuestras facturas. Claro, no se puede llegar ahora y decir que hemos descubierto los paneles solares y que ya no nos hace falta esa infraestructura que está a medio pagar.

-¿Cómo arreglamos eso?

-Evidentemente, no podemos ir en contra de los tiempos y decirle a la gente que no instale paneles solares en sus casas... No obstante, de alguna manera habrá que terminar de amortizar las infraestructuras. Posiblemente, desaparezcan los impuestos al sol, que son paralizantes, y contribuiremos al pago de las infraestructuras vía IRPF, IVA o por cualquier otro sistema. Lo que no se puede hacer es penalizar a la energía solar por ser competitiva, ya que estaríamos penalizando el progreso.

-Europa ha decidido ponerse las pilas en las renovables.

-A finales de este año se aprobará en Bruselas la nueva reglamentación de transición europea hacia la energía limpia. En ella se pone al consumidor en el corazón del mercado de energía. Aparecen las comunidades energéticas, los agregadores de energía... Hasta mayo del año pasado, en España no se permitía que varios vecinos se interconectasen mediante un cable para compartir la energía que generan con sus paneles solares. Tuvo que ser el Tribunal Constitucional el que dijo que eso se podía hacer. Estas cosas no son lógicas, pero es normal que ocurran en una transición de modelo como la que estamos viviendo

"Nos vamos a volver extremadamente dependientes de la tecnología, y eso es un peligro"

-¿Qué le recomendaría al nuevo Gobierno de Sánchez en esta materia?

-Lo primero quitar el impuesto al sol... En España vamos muy lentos en la instalación de energía solar. Quitar ese impuesto dispararía el autoconsumo, porque somos un país con una enorme cantidad de horas de radiación solar.

-Sin embargo, hubo un momento en el que apostamos fuerte por la energía solar.

-En el Gobierno de Zapatero se hizo un plan muy agresivo, pero inestable, tanto que en cierto momento salía a cuenta instalar en un sótano lámparas ultravioletas y paneles fotovoltaicos y vender la energía producida. Eso produjo un sobrepico en instalación de paneles en el 2008, que luego se frenó bruscamente con el PP. Debemos aprender de Alemania, hacer planes a largo plazo y con reglas claras. Lo que no se puede hacer es lo que el Gobierno hizo aquí, que fue cambiar de buenas a primeras la regulación de primas a las tarifas de las renovables. Los inversores y empresas como Abengoa sufrieron mucho con esa decisión.

-La famosa inseguridad jurídica que se creó con las huertas solares.

-Exacto. Todo eso está recurrido por parte de los afectados, pero cuando se gane el proceso ya será demasiado tarde. El daño ya está hecho.

-¿Y las energía renovables pueden llegar a sustituir a las fósiles?

-Se trata de complementarlas al máximo, de usar las energías más dañinas en el menor porcentaje posible. Las renovables seguirán creciendo y son imparables. Paralelamente, los precios irán bajando. Hoy, hacer una instalación fotovoltaica doméstica cuesta cuatro veces menos que hace diez años. Ha bajado un 75%... y siguenbajando.

-Hablemos de tecnofobia.

-Ya no me acuerdo si fue Stephen Hawking o Bill Gates quien señaló tres amenazas para el mundo futuro: el ser humano y su tendencia a la autodestrucción, la inteligencia artificial y los extraterrestres. Estoy totalmente convencido de que hay que tener mucho cuidado con la tecnología. Ya hay máquinas que piensan más y mejor que nosotros. El ordenador del Watson Center que tiene IBM en Nueva York, con el que tuve una colaboración en materia de energía, piensa mejor que un ser humano y aprobó el año pasado la selectividad de EEUU. El nuevo algoritmo AlphaGo de Google DeepMind venció al campeón humano de Go y, además, no se cansa. Nos vamos a volver extremadamente dependientes de la tecnología, y eso es un peligro. Fíjese en el teléfono móvil, ya casi no sabemos vivir sin él.

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