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EL REGRESO AL TRABAJO

Con arena en los bolsillos

  • Los psicólogos explican que los desequilibrios posvacacionales aparecen porque se idealiza el tiempo de ocio. El remedio consiste en establecer, de manera relajdada, una buena planificación del nuevo curso

Regresar la oficina y sentarse en la misma silla que se ocupa los once meses restantes no es empresa fácil para un cuerpo acostumbrado en poco tiempo a no seguir la rigidez de ritmos ni de horarios. Así, el estado de ánimo puede verse alterado por la nostalgia de las vacaciones que se acaban, sabiendo que falta mucho para volver a descansar. Esa incapacidad de adaptarse al trabajo podría generar una serie de síntomas en forma de desequilibrios físico-psíquicos, reacciones tales como depresión,  irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, palpitaciones, taquicardia, sensación de ahogo y problemas de estómago.

Isabel Díaz, profesional del Instituto de Psicología y Desarrollo Afectivo Sexual, explica que la principal causa de estos trastornos estriba en un error de base: la creencia de que en el período vacacional se pueden solucionar todos los problemas y ser feliz. “Es un problema de exceso de expectativas al idealizar el tiempo de ocio, con lo que volver al trabajo supone renunciar a esa felicidad tan anhelada”, apunta la psicóloga.

Un buen procedimiento para poner remedio de forma rápida sería habituarse a las técnicas de relajación, como la respiración diafragmática que consiste en respirar profundamente, con toda la capacidad pulmonar, de abajo hacia arriba. Esta sencilla técnica repetida tres veces por la mañana provoca que la sangre bombee más limpia, y esto lo interpreta el cerebro ayudando a crear la paz y el sosiego en el cuerpo necesita. Además es importante establecer una buena planificación del nuevo curso, incluyendo también el tiempo de ocio, para que el regreso a la rutina no se haga pesado. De este modo, en pocos días los síntomas desaparecerán, ya que la reducción de incertidumbre provoca sensación de bienestar, apunta Felicidad Loscertales, psicóloga social. También es conveniente hacer varias escapadas vacacionales, aunque sólo sea por la ilusión de pensar en que la próxima salida no está tan lejos.

Los niños también requieren atención. El cambio brusco de rutina, según indica la pedagoga Luisa Ferrerós, podría provocarles una actitud de rechazo, nerviosismo e insomnio. Por eso, la pedagoga indica que es bueno acostumbrarlos a levantarse 15 minutos antes cada día y ponerlos a leer y a hacer ejercicios para prepararlos física y mentalmente.

No hay misterio. Se trata de ir acomodando el cuerpo a la rutina, y para ello, el esfuerzo indispensable es desprenderse de la pereza.

 CÓMO EVITAR EL ESTRÉS DE SEPTIEMBRE

- Si aun está de vacaciones, queda terminantemente prohibido contactar con el trabajo. Olvídese de llamar a los compañeros “para ver cómo va la cosa”. Nada es imprescindible y la empresa no se va a hundir porque desaparezca unos días.

-Vuelva a la ciudad antes de su primer día de trabajo. El pulso cotidiano de su residencia habitual conseguirá que experimente antes la sensación de “volver a casa” que la de “vuelta al trabajo”. De esta manera podrá aprovechar para hacer lo que necesite sin agobios.

- Asuma que ha cargado pilas y que cuenta con una energía mental renovada. Aprovéchela.

- Intente reincorporarse a su puesto a partir del miércoles para que su primera semana sea más corta y llevadera. Tómese el primer día como sanamente improductivo.

- Regrese antes que sus colaboradores, así tendrá tiempo para organizarse y ponerse al día.

- Aprenda a motivarse en el trabajo. Establezca los cambios necesarios para que la nueva etapa sea más gratificante; plantéase nuevos objetivos, cambie las rutinas diarias...

- Eche mano de las técnicas de relajación para eliminar la tensión.

- Practique ejercicio. Caminando una hora al día conseguirá aumentar el autoestima, prevenir enfermedades y combatir la depresión postvacacional.

- Su tiempo de ocio es sagrado también en el día a día. Respételo no llevándose trabajo a casa, fortaleciendo el ambiente de su hogar y sus relaciones sociales.

- En pocos días estará mucho mejor anímicamente y habituada a su ritmo cotidiano. Los psicólogos afirman que la vuelta al hogar con una vida controlada y planificada genera una sensación de bienestar.

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