Nada tienen en común el Elche, el Barcelona y el Athletic en cuanto a estilo de juego, y mientras tanto el Betis volvió a jugar en el Nuevo San Mamés con la sensación de no haber estudiado nada a su rival, como ya le pasó en Getafe.
Jugando de la misma forma sin importar el oponente que estaba enfrente, que sabía de memoria cómo jugarle al cuadro verdiblanco, que sacó a relucir los mismos defectos de siempre y que en ningún momento dio síntomas de reacción en cuanto a cambiar algo por parte de Manuel Pellegrini. Los problemas en el eje de la zaga se olían desde el momento en el que se conoció la alineación, con un eje formado por Sidnei y Víctor Ruiz que fue un desastre, fruto del desorden del Betis de medio campo hacia atrás, con una línea defensiva plantada casi en la medular.
Balones en largo a la espalda de la zaga bética, sobre todo por el costado derecho, con superioridad absoluta de los vascos, con Muniain, Williams, Villalibre, Berenguer, Yuri... y sufrimiento continuo. Un filón para un Athletic que se vio con un 2-0 en el marcador fruto de aprovechar los errores de un Betis que sólo en alguna acción a balón parado, con Joaquín buscando a Rodri, inquietó algo a los locales.
Pero ni en el descanso, ni poco después, Pellegrini cambió nada. Y no es la primera vez que le pasa al técnico chileno, que da la sensación de quedarse bloqueado en el banquillo. Y es que hasta que no llegó el tercero, obra de Muniain, que se movió entre líneas con una facilidad pasmosa, el Ingeniero no hizo algo e introdujo tres cambios. Pero no cambió nada, el Betis volvió a ser ese equipo sin espíritu ni carácter que cuando va por detrás del marcador es como si se le apagara la luz. El Athletic hizo el cuarto por medio de Berenguer, que fue otro incordio por el costado diestro de la defensa verdiblanca, y siguió intenso, buscando el quinto y sin sufrir.
Defensa
No existió el Betis en defensa. Y menos sentido tuvo poner la línea casi en el centro del campo siendo Sidnei y Víctor Ruiz dos centrales que no destacan por ser veloces. Villalibre se sintió comodísimo, sus compañeros se unieron a él y desarbolaron a los verdiblancos. Sobre todo por la derecha, con Emerson desbordado y Joaquín corriendo intentando ayudar atrás. A eso se le unieron las pérdidas cometidas en malas entregas durante todo el partido, la falta de concentración en las segundas jugadas, como en los goles de Capa y Muniain, un gol en propia puerta, o un doble pivote que ayer hizo aguas fruto de la intensidad local.
Ataque
La voluntad de Joaquín y las ganas de conectar siempre con Rodri, quien generó faltas peligrosas al borde del área, fue lo poco destacable. Esto fue el único peligro bético real en todo el partido, con el meta del Athletic viendo el encuentro con total comodidad. Sanabria y Tello, desaparecidos, y los cambios llegaron muy tarde.
Virtudes
Brillaron por su ausencia.
Talón de Aquiles
Una vez más, un equipo intenso y agresivo se acaba llevando por delante al Betis. Muy mal Pellegrini en el planteamiento y, lo peor, en la falta de reacción para intentar cambiar algo.
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