Puede que el Atlético de Madrid se encuentre estos meses ante el mayor punto de inflexión del periplo de Diego Simeone, que este lunes cumplirá ocho años. Muy poco ha cambiado la hoja de ruta del técnico bonaerense desde que recogió al equipo colchonero en 2011, en una época traumática. Obviando –si se puede– aquella Liga ganada en el Camp Nou, el salto cualitativo y económico del club desde entonces es indiscutible.
Sin embargo, existe ya en algunos sectores de la afición colchonera sensación de estancamiento. Pese a los subcampeonatos ligueros de 2018 y 2019, el equipo no acaba de dar pasos adelante. El arranque de esta campaña ha sido especialmente dificultoso. Al Atlético le está costando generar peligro a sus rivales y acumula más empates (8) que victorias (7) tras 17 jornadas.
A favor de Simeone, la profunda renovación que se ha realizado en la plantilla este verano. Un total de ocho caras nuevas hay en las filas del cuadro madrileño. Y varias de ellas han venido a remplazar a gente tan consagrada como Godín, Juanfran o Filipe Luis. Naturalmente, esto ofrece al Cholo tiempo para engrasar la máquina. Pues un equipo –en su significado más puro– no se pone en pie de la noche al día.
Sin balón
El Atlético mantiene grandes facultades para el repliegue, aunque ya no sea impenetrable como antaño. Sus nuevos laterales son difíciles de rebasar y con la progresiva entrada de Héctor Herrera en el once tipo el equipo va ganando consistencia también por dentro.
Han sido varios los envites en los que Simeone ha experimentado con un dibujo de tres centrales, con vistas sobre todo a la parcela ofensiva, pero éste no ha tenido continuidad en sus planes. De cualquier modo, los colchoneros están siendo el conjunto menos goleado de la categoría, una condición que ya ostentaban el curso pasado. Recibe 0,58 tantos por partido.
Con balón
Producir en ataque es lo que más le está costando al equipo madrileño. Simeone no termina de dar con la tecla y en el Wanda ya ha habido más de un episodio de impaciencia. El vuelo de Trippier y Lodi ya propició que el entrenador argentino probase formatos con carrileros (3-4-2-1 ó 3-5-2), aunque hace tiempo que ha optado por un 4-4-2. En él está acompañando a Morata –el gran nombre de la temporada atlética– de otro punta móvil.
Ese papel lo están desempeñando por turnos Vitolo, Correa o Joao Félix. El talentoso Lemar, mientras tanto, sigue devaluándose metros más atrás. Sin duda, lo más positivo para los atléticos en el último mes es el rendimiento ofrecido por Héctor Herrera. El centrocampista mexicano ha ido apoderándose del puesto que hay en la medular junto a Thomas y está dando al equipo un plus a la hora de asociarse.
Lo mejor
Pese a contar con muchas altas, el Atlético sigue enjaulando a Oblak con su capacidad para juntarse.
Lo peor
Las dificultades para desordenar a sus rivales y crearles ocasiones.
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