Betis

Hastío ante otro proyecto finiquitado

  • Los dirigentes buscan soluciones a una inesperada crisis deportiva que amenaza con dividir más a la grada

  • La victoria del Getafe ayuda a un Rubi bajo mínimos

El presidente, Ángel Haro, durante un acto del Betis.

El presidente, Ángel Haro, durante un acto del Betis. / Antonio Pizarro

El Betis cerró el segundo tercio de la Liga con otra derrota con la que casi finiquitó la temporada. Las escasas opciones de pelear por Europa quedaron dilapidadas en Mestalla, donde hasta los aficionados recriminaron al equipo cuando abandonó el estadio. El Valencia, séptimo clasificado, suma once puntos más que los verdiblancos, que ayer estaban más pendientes de un triunfo del Getafe que espantase el fantasma del descenso. Cumplió el equipo de José Bordalás ante el Mallorca (0-1) y el Betis mantiene una renta de ocho puntos con los bermellones, el primero que marca la frontera con la Segunda División.

Precisamente, ese factor es el que mantiene todavía a Rubi como entrenador del Betis. Una victoria del Mallorca, que hubiera colocado el descenso a cinco unidades, habría encendido todas las alarmas en Heliópolis, donde nadie está preparado para meter al equipo en esa dura pelea por la permanencia.Tras dirigir el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva, el técnico dio descanso a la plantilla hasta mañana. Nadie le ha comunicado cambios con respecto a su futuro, aunque el gabinete de crisis continúa activado en el club bético, que hoy mismo mantendrá nuevas reuniones para valorar la situación deportiva del equipo, sin que se descarte escenario alguno aunque con esa relativa tranquilidad de la distancia con el descenso.

Tras ausentarse del desplazamiento a Mestalla, tanto el presidente, Ángel Haro, como el vicepresidente, José Miguel López Catalán, estuvieron ayer en contacto con los que sí acudieron a Valencia para conocer sus valoraciones. Aunque el equipo verdiblanco está en caída libre, con una sola victoria en diez partidos y seis seguidos sin conocer el triunfo, los técnicos aún se aferran a las sensaciones que el Betis transmitió durante casi una hora de juego. Merecieron mejor suerte los verdiblancos, que dispusieron de varias ocasiones de gol –muy clara la de Fekir y su disparo al larguero– y que también volvieron a ser perjudicados por el VAR, con ese penalti de Wass sobre Borja Iglesias que fue escamoteado.

El escenario actual ha sorprendido a los dirigentes, que sí venían trabajando en la planificación de la próxima temporada. Contactos con directores deportivos, entrenadores y también el seguimiento de posibles incorporaciones venían ocupando el día a día de los responsables de este proyecto finiquitado con un tercio de la Liga por delante. Ahora el panorama es distinto y la prioridad pasa por encontrar soluciones a esta crisis deportiva, con Rubi con el crédito bajo mínimos y con la plantilla también mostrando síntomas de desconcierto.

Rubi dialoga con Fekir en el entrenamiento. Rubi dialoga con Fekir en el entrenamiento.

Rubi dialoga con Fekir en el entrenamiento. / Antonio Pizarro

El hastío también se ha instalado en los aficionados, que afrontan con frustración el último tercio del campeonato sin alicientes deportivos. La división en la grada ha sido patente durante la temporada, con hinchas que han mostrado su disconformidad con los dirigentes y otros que han recriminado estas mismas protestas. El panorama del Betis, con el equipo decimocuarto y alejado de la zona alta de la clasificación que no ha pisado en todo el campeonato, también aumenta esas fricciones entre los aficionados, a los que tampoco nadie en el club es capaz de enviar un mensaje que calme los ánimos.

La salida de Lorenzo Serra Ferrer dejó al club sin un referente con crédito ante los béticos para estos momentos de debilidad en los que se hace necesario escuchar un análisis realista de la situación y con la autocrítica obligada por los errores cometidos, tanto en la planificación estival como en la invernal. Haro y Catalán asumieron toda la responsabilidad con sus decisiones del pasado verano y ahora les toca reconducir la delicada situación deportiva antes de rendir cuentas por otro proyecto que se mueve entre el hastío y el fracaso.

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