Betis-Mallorca | Contracrónica

Un suplicio en crecimiento

  • Más dosis de hastío para la afición

  • La planificación, otra vez retratada

Guardado se lamenta de uno de los goles del Mallorca.

Guardado se lamenta de uno de los goles del Mallorca. / Antonio Pizarro (Sevilla)

Cansada, hastiada, indignada, sensación de indiferencia... Así se marchó ayer gran parte de la afición bética del Benito Villamarín tras el empate de un cuadro verdiblanco que ante el Mallorca fue una verbena defensiva. Ayer, 21 de febrero, más dosis de suplicio en Heliópolis por un equipo que sigue pagando en la hierba las malas decisiones de los despachos de la planta noble. Un cuadro verdiblanco que acumula cinco partidos seguidos sin ganar para bochorno de su gente, que ve cómo la mediocridad sigue bien arraigada en el ADN del Betis de ABA.

La atmósfera del partido comenzó enturbiada, enrarecida. Tras el cántico del himno hubo bronca de casi todo el estadio a los jugadores mientras éstos saludaban desde el círculo central. Y se escuchó, sobre todo desde la grada de animación Gol Sur 1907 gritos de "¡Directiva dimisión!" para dar paso a continuación a corear el nombre de Lorenzo Serra Ferrer. Pero, una vez más, y como ya pasó en el partido en casa ante el Celta, un sector de la grada replicó con pitos. Como si no pasara nada (ahí está el problema)...

Y sobre el césped volvió a quedar retratada la planificación liderada por José Miguel López Catalán, empezando por la suplencia de Aleñá y el descarte de la convocatoria de Guido Rodríguez y siguiendo con la portería, con el empate a tres de Kubo a la hora de batir a Joel Robles, el rato de Aleñá en la segunda parte... Un 3-3 que acabó opacando una muy buena actuación de Fekir, que provocó dos penaltis, marcó uno de ellos y tiró siempre del carro. Pero este Betis volvió a evidenciar que no es un equipo equilibrado, sobre todo porque no tiene una plantilla compensada y porque Rubi tampoco ha sido capaz, en la jornada 25, de convertir a los verdiblancos en un equipo fiable atrás. Y la prueba fue la verbena que los verdiblancos fueron ayer ante el Mallorca.

Pero Rubi, a la espera de ver qué ocurre con la digestión de este empate en cuanto su futuro porque su equipo sigue sin ganar, va camino de convertirse en otra víctima más de la mediocridad en la que, salvo aquel punto de inflexión con la llegada de Lorenzo Serra Ferrer, vive de forma constante el club que dirigen Ángel Haro y José Miguel López Catalán. Así lo dicen, objetivamente, los datos. Y todavía tiene muchas jornadas por delante este Betis de ABA para no empeorar más la temporada de lo que se está torciendo ahora. El suplicio, en crecimiento.

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