Betis - Mallorca

El Betis es su peor enemigo, sin duda (3-3)

  • Los verdiblancos dejan escapar dos puntos increíble después de tener al Mallorca contra las cuerdas cuando se adelantaron tras el descanso

  • La escuadra de Rubi no se sostiene por su tremenda endeblez atrás

Bartra es presionado por Salva Sevilla.

Bartra es presionado por Salva Sevilla. / Antonio Pizarro (Sevilla)

El Betis se empeña en ponerse piedras por el camino y lo peor es que éstas han dejado de ser chinitas para convertirse en auténticas rocas difíciles de sortear. Es increíble que la escuadra de Rubi no se marchara del césped con los tres puntos en su casillero ante un Mallorca que era un verdadero flan atrás y le concedía una opción detrás de otra para marcar goles. Pero, siempre existe un pero cuando se analiza a esta escuadra que aparenta mucha más calidad de la que después saca a relucir en los aspectos menos lucidos del fútbol, los béticos no eran más sólidos en esas tareas defensivas y dejaron que los baleares pudieran batir a Joel Robles prácticamente cada vez que se acercaron hasta sus dominios.

El traspié de los dueños del Benito Villamarín dejó sin palabras a los más de 47.000 fieles que acudieron a apoyarlos en un viernes por la noche. Porque es complicado hallar una disertación coherente para explicar por qué este partido acabó con un 3-3 en el marcador cuando era tan evidente la superioridad de los anfitriones. Y en este sentido no se basa el relato únicamente en los nombres, en las tasaciones de la web de transfermarkt, sino en los hechos en un juego que suponía casi una ocasión de gol cada vez que la pelota sobrepasaba el centro del campo de los visitantes.

Pero no, el resultado final ya es inamovible y lo cierto es que también conviene ponderar los deméritos acumulados por los béticos, que fueron muchos y variados precisamente cuando la bola estaba del otro lado del campo. Un equipo que no defiende absolutamente nada es precisamente de todo menos un equipo y eso fue lo que le sucedió a los hombres de Rubi. Cuando no fallaba en ese aspecto William Carvalho, que era siempre, lo hacía Guardado o incluso Mandi, que era casi siempre, y, por último, un Joel Robles que con sus manos de trapo posibilitó el gol definitivo del japonés Kubo, el mejor sobre el terreno en el global del juego.

Increíble pero cierto. Las dos caras del Betis comparecieron en el Benito Villamarín para que el bético, una vez más, se marchara de su casa con cara triste y amargada. Los verdiblancos no fueron capaces de imponerse a este Mallorca ni a través de su fenomenal pegada arriba, sobre todo a través de un Fekir capaz de provocar un penalti detrás de otro y de un Joaquín que ya pareció enderezar las cosas de manera definitiva poco después de salir del descanso.

Pero el relato de los hechos, con el empate final, no se puede arrancar con el lado bueno y sí conviene resaltar el aspecto que imposibilitó que todos los béticos se fueran sonrientes. Lo cierto es que el Betis fue incapaz de sobreponerse a sus propios desastres defensivos, que los tiene y muy graves. Fue increíble la facilidad con la que el Mallorca fue capaz de horadar a la zaga local e incluso anotar dos tantos antes de que se cumpliera la media hora de juego. Bastaba con que pasara el centro del campo para que ningún bético pareciera capacitado para detener la jugada e impedir que los bermellones llegaran a anotar.

Afortunadamente para el Betis en esa fase, Fekir se puso el traje de salvador y provocó con celeridad, incluso, dos penaltis, ambos tan claros como ingenuos. Tanto que Gil Manzano los cobró a la primera y el VAR sólo se encargaba de corroborar el dictamen inicial del juez. Merced a esas acciones desde los once metros, el litigio se empataba en dos ocasiones, pero sería tremendamente injusto obviar que el cuadro de Rubi tuvo ocasiones clarísimas para haberse puesto por delante en todos periodos de tiempo que fueron produciéndose antes y después de los goles de cada equipo.

Álex Moreno y Canales debieron anotar el primero antes del 0-1; Fekir falló un remate prácticamente a puerta vacía con 1-1 en una jugada de Emerson; justo después Loren lanzaba un zapatazo al poste desde fuera del área y ya con 2-2 era Álex Moreno el que volvía a probar a Reina. La superioridad del Betis era tan evidente que parecía incomprensible que al intermedio se llegara con tablas pese a los sustos propiciados por Cucho Hernández y Budimir.

Y todo pareció resolverse bien pronto cuando una acción en ataque del Mallorca acababa con la pelota en los dominios de Joaquín previo pase de Canales. El portuense encaró a Pozo y se fue del ex sevillista como si un adulto estuviera jugando en el patio del colegio con un niño. Golpeo con el interior al poste más lejano y el Betis había hecho lo teóricamente complicado, ponerse por delante de una vez por todas.

El trabajo debía estar medio finiquitado y lo pudo resolver definitivamente cuando Canales se quedó absolutamente solo delante de Reina y estrelló el cuero en el cuerpo del guardameta balear. En ese momento casi nadie podía pensar en nada malo, el Betis era tan superior que era una posibilidad inexistente todo lo que no fuera adicionar los tres puntos en el casillero correspondiente de la clasificación. Pero esto es fútbol y bastó con un chispazo de Kubo para que Joel Robles hiciera el resto en ese relato de enemigos en la propia trinchera.

El Betis se aceleró a partir de ahí y ya nada fue lo mismo, entre otras cosas porque el Mallorca sí comenzó a defenderse algo mejor con el 3-3. Encima Tello, que había salido por un Joaquín que se iba con cara destemplada, tampoco era capaz de acabar nada. El Betis había dejado escapar dos puntos de un valor tremendo y otra semana más debe escudarse en el futuro, en la cantidad de puntos que restan por litigarse, para agarrarse a la posibilidad que le brinda aún la Liga. Pero con un enemigo así de grande dentro de sí mismo parece tan complicado mantener siquiera la esperanza….

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