Betis

Rubi y otra vida extra

  • El técnico afronta ante el Granada la cuarta situación límite de la temporada

  • Terapia de grupo para hallar las razones de un descalabro inesperado en las formas

Rubi da instrucciones a sus jugadores durante el encuentro.

Rubi da instrucciones a sus jugadores durante el encuentro. / Antonio Pizarro (Sevilla)

Rubi vive al límite en el Betis. La derrota en el derbi ha devuelto al entrenador a su hábitat natural de la temporada, en la que hasta en tres ocasiones ha tenido pie y medio fuera de la entidad verdiblanca. Con ese panorama, el duelo de mañana ante el Granada aparece como otra final para el técnico, que tiene que lavar la paupérrima imagen ofrecida en Nervión y sumar tres puntos que alejen los fantasmas.

El descalabro del jueves fue inesperado, sobre todo por las formas. El Betis apenas ofreció resistencia, una situación que no venía sucediendo en los derbis de los últimos años. Ni los dirigentes, ni el cuerpo técnico ni la propia plantilla esperaban esa diferencia que se vio sobre el terreno de juego, de ahí que los entrenamientos del viernes y de ayer hayan ido encaminados hacia una terapia de grupo que permita recuperar el pulso cuanto antes.

Si durante los meses de confinamiento en el club heliopolitano, y también en el vestuario, se había instalado el convencimiento de que el equipo podía pelear por alcanzar el objetivo europeo, el reinicio del campeonato fue un duro choque contra la realidad. Si Rubi planteó un partido para que el Betis intentase gobernar desde la posesión del balón, el resultado fue radicalmente distinto ante la inferioridad física exhibida por la mayor parte de los jugadores verdiblancos. Ni la elección por parte del técnico de aquellos futbolistas que acumulaban más entrenamientos en este mes de mini-pretemporada igualó las distancias con el rival.

A Rubi y a sus ayudantes les toca ahora volver a tirar de un argumentario conocido durante esta campaña. El mal arranque de la temporada ya puso al técnico en el disparadero en la jornada undécima. Entonces, un gol de Fekir sobre la bocina salvó el primer match ball del entrenador, después de que el Betis realizase un partido horrible ante el Celta (2-1).

Ese triunfo agónico ante el equipo vigués encontró su prolongación con un empate sin goles en el Santiago Bernabéu, en el que Rubi cambió de sistema por vez primera en la temporada. La alegría apenas duraría una semana, ya que la derrota en el derbi de la primera vuelta volvió a sembrar las dudas sobre el entrenador. Además, en el club se acrecentaron los movimientos en busca de un sustituto, con viaje del presidente y el vicepresidente incluido, lo que dejó a Rubi de nuevo en el alambre.

Fekir golpea el balón en un entrenamiento junto a Diego Lainez. Fekir golpea el balón en un entrenamiento junto a Diego Lainez.

Fekir golpea el balón en un entrenamiento junto a Diego Lainez. / Antonio Pizarro

Así llegó el encuentro ante el Valencia de la jornada decimocuarta, en la que el técnico, además, volvió a introducir una variante táctica que ya sí se quedaría en el equipo con Édgar actuando como improvisado pivote. De nuevo, otra victoria en el último suspiro, esta vez con gol de Canales de falta directa, salvó a Rubi, que ahora sí aprovecharía ese viento a favor para consolidar su puesto.

El Betis enlazaría tres victorias seguidas –Valencia, Mallorca y Athletic– con las que sí despegó en la clasificación y pareció enderezar el rumbo. Rubi había encontrado un esquema en el que los jugadores se sentían cómodos, después de las dudas del inicio de la temporada, cuando la sombra de Quique Setién sobrevoló a buena parte del vestuario bético.

Aunque el equipo sí mejoró en las sensaciones desde entonces, tampoco los resultados acompañaron. Sólo una victoria en las diez siguientes jornadas –ante la Real Sociedad en Heliópolis (3-0)–, a lo que se unió también el varapalo copero ante el Rayo, volvieron a cuestionar la continuidad del entrenador.

Por tercera oportunidad en la temporada, un gol postrero salvaría a Rubi. En esta ocasión el protagonista fue Tello, que anotó el tanto de la victoria ante el Real Madrid (2-1), que había llegado a Heliópolis como líder de Primera. Ese triunfo volvió a ratificar a Rubi, que luego se encontraría con la suspensión del campeonato por la pandemia de la Covid-19 y el posterior confinamiento.

Ahora, más de tres meses después de aquel triunfo, el entrenador catalán vuelve a afrontar una situación límite, que lo obliga a reaccionar de inmediato si quiere seguir con un crédito que, al menos, le permita finalizar la temporada. Si el Betis se había planteado aspirar a meterse entre los siete primeros en esta recta final del campeonato, la derrota ante el Sevilla y, sobre todo, la imagen ofrecida han virado los acontecimientos y ahora al menos se quieren evitar problemas mayores. Eso pasa por una victoria ante un Granada que sí se ha metido en esa pelea por Europa y ante el que Rubi, especialista en situaciones límite, quiere volver a ganar una vida extra.

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