Betis-Valladolid | La contracrónica

Una bronca con lucidez

  • La afición mostró su enfado con el Betis al final del partido con una gran pitada

  • Continúa la falta de soluciones ante la sequía goleadora

Setién da instrucciones a Inui durante el partido.

Setién da instrucciones a Inui durante el partido. / Antonio Pizarro (Sevilla)

Llegó la primera bronca del curso de la afición del Benito Villamarín al Betis con el pitido final de Alberola Rojas. Los seguidores del cuadro heliopolitano mostraron su descontento con el marcador y con la forma de jugar de su equipo, cansados de ver toque, toque y toque... Posesión estéril de una banda a otra, sin verticalidad, sin profundidad ni circulación de balón y sin romper líneas, con algunos jugadores encorsetados a los que su flojo nivel tampoco ayuda.

Un Betis que necesita soluciones desde el cuerpo técnico que encabeza Quique Setién, como ya hizo la pasada temporada cuando frenó la sangría de goles en contra gracias también a la llegada de Bartra. Ahora, el problema es al revés, genera poco y no tiene gol, demasiada horizontalidad, juego lento, falta de un plan B –no puede ser siempre mejorar el plan A–, de modificar el dibujo... ¿0-1, se lesiona Javi García y entra Mandi? Incomprensible.

Tenía el Betis la oportunidad de sumar tres puntos para dar un salto en la tabla y ponerse a tres puntos del líder (Barcelona) de una Liga que está rarita, y encarar la gran cita del próximo jueves en Milán con otro sabor de boca, pero la realidad fue otra bien distinta. Y la afición, que bastante aguantó tras una primera parte lamentable, se marchó del partido gritando "¡fuera, fuera!" porque entiende que hay mimbres para mucho más que lo visto hasta ahora en la Liga, y porque le chirría tener que escuchar aquello de la falta de lucidez o que sólo le gusta ganar y no disfruta del juego. El argumento de que nunca antes se vio en Heliópolis jugar al fútbol como ahora empieza a caer por su propio peso, de ahí que sea el momento de mover el árbol, de tocar la tecla, buscar soluciones y exprimir los buenos recursos que hay en la plantilla por parte de Setién y su cuerpo técnico. Si no...

Inui despuntó en el Eibar jugando de extremo –en el Betis aún no ha actuado ahí–, William Carvalho, a la velocidad que se juega en la Liga española, encajaría más de box to box para demostrar que tiene llegada, como en Portugal, con un pivote fijo por detrás, de lo contrario aparecen sus carencias: la lentitud en el giro y la falta de cultura defensiva. De hecho, ayer, sólo destacaron algo Canales y Sidnei.

Los problemas de este Betis previsible en su fútbol están más que detectados, y el empecinamiento en la idea es mal compañero de viaje. Gran parte de la afición bética dio ayer el primer aviso mostrando su enfado al final del partido. Esa hinchada que aprieta y exige porque ve que hay material para más. Esa que no fallará en Milán y que le endosó a su equipo una bronca con lucidez.

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