Betis-Ludogorets | Informe técnico

El Betis arriesgó al regular con dos marchas menos

  • La falta de tensión colectiva mantuvo vivo a un rival que atrás era dadivoso e ingenuo, pero que arriba era atrevido y sabía jugar

  • Canales, esta vez cerca de Willian José, va recuperando su habitual omnipresencia a medida que gana en forma física

  • La crónica del Betis-Ludogorets

El brasileño Luiz Henrique marca su primer gol con el Betis.

El brasileño Luiz Henrique marca su primer gol con el Betis. / Antonio Pizarro

Noche de relax en el Benito Villamarín que si no salió cara, fue porque el israelí Gropper tiene la pierna derecha para arrancar la moto y nada más. El Ludogorets llego vivo, vivísimo, a los estertores del partido porque el Betis, que es humano, bajó el pistón después de tantos encuentros a tope de revoluciones y no hubiera manera de que se activara de verdad en el partido. Que se pusiera en ventaja en el marcador pronto y que ya no la abandonara ayudó a que los ánimos se mantuvieran atemperados hasta el final. Así, jugó con dos marchas menos el Betis hasta el pitido final. Hasta el personal de la grada se contagió de esa frialdad que desprendía el equipo y sólo fue la pasional hinchada de siempre cuando Joaquín, ídolo eterno, marcó su golazo o fue relevado por Rodri en la segunda parte.

Defensa

No tuvo un partido cómodo el Betis atrás. La distensión generalizada abrió pasillos al Ludogorets, que destapó a un par de jugadores que sabían afilar los ataques en las transiciones por dentro, Piotrowski en el inicio desde atrás, y Cauly ya entre líneas.

Echó de menos el Betis la impecable lectura táctica que Guido Rodríguez –sentado inicialmente en el banquillo– suele hacer de cada partido, de cada propuesta ofensiva del oponente. Paul jugó muy acelerado y perdió el sitio a veces.

Esa presión audaz que ordena Manuel Pellegrini en los partidos de Liga, más aún en el Villamarín, no explotó esta vez ante un rival cuyo nombre estimulaba poco. Y más ante la visita del Girona, el próximo domingo, con la preciosa empresa de dar otro paso y consolidarse en zona de Champions. La nobleza del objetivo de esta temporada puede nublar la mente en algún partido europeo de perfil bajo.

Y así ocurrió que el Betis llegó a los últimos minutos sin el partido agarrado del todo por las asas. Y sin Luiz Felipe ya en el campo. Y con Pezzella algo dubitativo. Y sin los suplentes Rodri, Guido o William Carvalho respondiendo al deseo de Pellegrini de hacerse con más balón para rebajar las ínfulas del Ludogorets.

Ataque

Lo más interesante fue comprobar que el nivel físico de Sergio Canales va a más y que, partiendo de una zona avanzada, cercana a Willian José, fue basculando a un lado y otro con buen son –que no a tope, pues falta no le hizo– y con esa soltura suya para hacer que parezca fácil todo. Y no todo lo que hace es fácil, claro que no. Luiz Henrique fue quien le puso más ganas arriba y avanzó en su plan de irse acoplando, demostrando que también maneja el pase en corto donde apenas hay espacios, dentro del área contraria.

Virtudes

Ganar por inercia y en noches donde la intensidad no es plena distingue a los buenos equipos.

Talón de Aquiles

Tanto regular los esfuerzos y los estímulos pudo salir caro.

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