Real Betis

Con la lupa sobre Rubi

  • El nuevo tropiezo en Heliópolis pone el foco sobre el técnico durante la pausa liguera

  • El preparador bético pidió tiempo pero el equipo se muestra desequilibrado

Rubi recoge un balón durante el partido ante el Eibar.

Rubi recoge un balón durante el partido ante el Eibar. / Antonio Pizarro

No termina de arrancar el Betis de Rubi, que ante el Eibar añadió un nuevo tropiezo en el Benito Villamarín que ha colocado al técnico en el foco. Más allá del pobre resultado, el equipo verdiblanco presenta problemas estructurales que apuntan directamente tanto al trabajo del entrenador como a la confección de la plantilla, a la que le faltan efectivos para adecuarse a las exigencias de una nueva libreta.

Las dudas en torno a Rubi y su cuerpo técnico se han ido acrecentando en las últimas horas. Aunque el técnico solicitase tiempo en la previa ante el Eibar, en el fútbol la única manera de ganarlo pasa por sumar puntos y sensaciones. Ninguno de estos dos aspectos viene apareciendo en el cuadro bético, que ha pasado de una excusa a otra en este inicio liguero para intentar justificar su pésimo arranque.

El propio presidente, Ángel Haro, departió con un grupo de aficionados al terminar el partido ante el Eibar, en una muestra de esas dudas que existen en la entidad sobre el futuro deportivo del equipo. Aunque todos eran conscientes de la dificultad que supondría el cambio de inquilino en el banquillo, los escasos avances en estas ocho jornadas colocan la lupa sobre el entrenador e incluso los dirigentes quieren sondear el sentir del vestuario para tratar de hallar un remedio a la crisis.

El principal problema de este Betis llega por su desequilibrio. Con laterales muy ofensivos que se desdoblan en ataque y con una medular poco dotada para la presión alta o la recuperación con celeridad de la pelota, los verdiblancos son un equipo vulnerable, que sufre con las transiciones del rival y que concede numerosos remates.

Canales persigue a Orellana. Canales persigue a Orellana.

Canales persigue a Orellana. / Antonio Pizarro

Ante la baja de William Carvalho y para no mover ese 4-4-2 que funcionó durante una hora en Villarreal, Rubi optó por colocar a Canales y Guardado en el doble pivote, una apuesta que incluso redobló tras el descanso al dejar únicamente al cántabro por delante de la zaga y que acentuó más con la entrada de Fekir. Con numerosos elementos ofensivos en el campo al mismo tiempo el Betis ni dominó el juego ni tampoco metió al Eibar en su propio campo, de ahí que apenas disfrutase de oportunidades tras lograr el tanto del empate.

Desde que comenzase la pretemporada, Rubi ha ido probando varios esquemas, pero sin que todavía haya encontrado la fórmula adecuada. Si comenzó con ese 4-3-3 propio de la factoría del Barcelona, la llegada de Fekir lo hizo variar al 4-2-3-1 o 4-4-2 aunque sin extremos puros. Precisamente en los dos últimos partidos el técnico ha repetido este sistema pero con alas abiertas –Álex Moreno y Joaquín– y dos delanteros natos –Loren y Borja Iglesias–, pero tampoco el resultado ha sido el esperado.

No se le puede achacar a Rubi que no esté intentando encontrar ese estilo de juego que mejor cuadre con los futbolistas que dispone en la plantilla, pero los resultados no llegan y eso siempre acaba agotando el mensaje de un entrenador. Con sus palabras en la sala de prensa, Rubi parece detectar los puntos débiles de su equipo, pero luego sus decisiones no acaban de aportar soluciones, un mal síntoma que lo hará reflexionar durante esta prolongada pausa liguera.

Bartra, Guardado y Joaquín protestan a Hernández Hernández. Bartra, Guardado y Joaquín protestan a Hernández Hernández.

Bartra, Guardado y Joaquín protestan a Hernández Hernández. / Efe

Hasta el momento, el técnico catalán se ha resistido a cambiar el dibujo para ubicar esa zaga de tres centrales con la que mejor funcionó el Betis de Setién. Rubi pretende adaptar al equipo a su idea de juego, aunque ese asunto le generase recelos en el vestuario que parecían estar superados pero que regresan con los malos resultados.

En la planificación estival, los técnicos apostaron por reforzar el lateral izquierdo y la delantera, que se apuntaron como las carencias del proyecto anterior, pero quizá sin tener en cuenta que un nuevo entrenador también significaba un estilo distinto y unas necesidades diferentes en la composición de la plantilla. La carestía de efectivos en la medular –William Carvalho, Guardado, Canales, Javi García y Kaptoum son los únicos específicos para esa zona– obliga a que el entrenador busque soluciones mientras en el club ya tienen la lupa sobre su figura.

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