Betis

Otro proyecto a la deriva

  • El consejo se impone una jornada de reflexión tras el varapalo ante el Mallorca, con Haro y López Catalán en el foco

  • Rubi dirigió el entrenamiento con el crédito bajo mínimos y su continuidad en el alambre

Ángel Haro, a su llegada al último almuerzo con el equipo.

Ángel Haro, a su llegada al último almuerzo con el equipo. / Juan Carlos Muñoz

La agria igualada ante el Mallorca puso al Betis ante su cruda realidad. Aunque desde el club se habían lanzado mensajes que seguían apuntando al objetivo europeo, el equipo verdiblanco evidenció que esa aspiración sólo se ha quedado este año en las palabras. Con sólo una jornada entre los diez primeros, el Betis ha estado siempre lejos de los seis primeros clasificados y en este último tercio de campeonato la inquietud incluso aparece para no acabar mirando a la zona baja.

El nuevo proyecto iniciado tras las abruptas salidas de Lorenzo Serra Ferrer y Quique Setién ha vuelto a quedar muy tocado. La errática política deportiva de la entidad ha acabado por devolver al Betis a la época justo anterior a las llegadas del balear y el cántabro, cuando la permanencia era el único objetivo; la diferencia radica en que ahora el club ha elevado el gasto hasta colocarse como el sexto presupuesto de la categoría. La frustración, la decepción y el hastío se han instalado entre los aficionados, que ahora sólo están a la espera de conocer la enésima huida hacia delante de Ángel Haro y José Miguel López Catalán, unos dirigentes que asumieron con sus decisiones la responsabilidad absoluta del proyecto.

Con sólo una victoria en las últimas nueve jornadas, Rubi vuelve a estar en el disparadero. El técnico, con el crédito bajo mínimos, dirigió el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva, aunque en el club nadie se atrevía a confirmar que se sentará la próxima semana en el banquillo de Mestalla. El consejo, que formó un improvisado corrillo tras el partido, se tomó una jornada de reflexión para analizar con calma la delicada situación en la que se ha quedado el equipo.

Si el trabajo del técnico venía siendo respaldado sobre todo por sus actuaciones en el Benito Villamarín, la involución exhibida ante el Mallorca, con errores muy similares a los del inicio de temporada, ha devuelto las sombras a su gestión. Con 40 goles encajados, únicamente el Espanyol y el Mallorca (42), dos equipos que pelean por la permanencia, han recibido más tantos que los verdiblancos, que han sumado media docena en sus dos últimas comparecencias en el Villamarín.

Respaldado en las últimas semanas por los dirigentes, que pasaron de celebrar un almuerzo con plantilla y cuerpo técnico a la visita del pasado martes a la ciudad deportiva, el técnico está ahora en la cuerda floja y sólo se mantiene ante la división de opiniones que genera cómo afrontar su destitución cuando todavía faltan 13 jornadas para el final del campeonato.

Desde hace semanas, el club viene ofreciendo síntomas que indican ese rumbo perdido en el apartado deportivo. De las quejas arbitrales a los atenuantes buscados con cada mal resultado, nadie esperaba la caída que ha experimentado el equipo en este inicio de 2020. La victoria ante la Real Sociedad, en el quizá partido más completo con Rubi, se ha quedado como un oasis que incluso ha desconcertado todavía más a los dirigentes. Los aficionados tampoco han pedido la destitución del entrenador y, en cambio, sí se han producido cánticos contra el consejo, por lo que el despido o permanencia del técnico no genera debate en la grada, que sí pide otras medidas que permitan virar el rumbo de la entidad.

El rendimiento de los elogiados fichajes de enero tampoco ha ayudado a paliar esa sensación de desconcierto. Ni Aleñá ni Guido Rodríguez han dado ese necesario salto de calidad en la medular y sus aportaciones se quedan prácticamente en el apartado numérico de contar con dos opciones más para el centro del campo. La recuperación de William Carvalho tampoco ha impulsado al equipo e incluso ha influido en la desaparición de Édgar, la aparición más agradable del curso.

El pretendido crecimiento del área deportiva vuelve a quedarse en las antípodas de la realidad. Ni el mayor gasto de la historia en fichajes, con casi 100 millones de inversión, le han permitido al equipo dar ese salto para pelear con los mejores. Rubi, con su continuidad en el aire, aparece como una nueva víctima colateral de un proyecto que necesita resetearse y que espera una respuesta de Haro y López Catalán, los dos dirigentes que decidieron colocarse en el centro del mismo.

Rubi, manteado por sus jugadores, tras clasificarse a Europa con el Espanyol. Rubi, manteado por sus jugadores, tras clasificarse a Europa con el Espanyol.

Rubi, manteado por sus jugadores, tras clasificarse a Europa con el Espanyol. / Quique García / Efe

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