La previa

Betis - Barcelona: Bola extra para el Betis en una noche de lujo

Canales y Joaquín encabezan un grupo de jugadores béticos en la sesión del lunes.

Canales y Joaquín encabezan un grupo de jugadores béticos en la sesión del lunes. / Juan Carlos Muñoz

La última vez que el Betis derrotó en la Liga al Barcelona en Heliópolis, Gavi era un niño de 4 años que daba sus primeras patadas a un balón por las calles de Los Palacios. Ni siquiera se había vestido de verdiblanco aún. Casi quince años hace de aquella bella remontada: apenas 16 minutos tarcaron Edu, Juanito y de nuevo Edu en voltear el 0-2 que obraron Bojan y Eto’o. Acaeció en la jornada 30ª de la Liga 2007-08, un 29 de marzo de 2008. Lopera presidía el palco y Paco Chaparro manejaba los hilos en la ancha banda de Heliópolis.

Aquel Betis crepuscular, víctima de sus enclenques estructuras, acabaría dando con sus huesos en Segunda la temporada siguiente. Tan cogido con alfileres estaba, tan mal gestionado, tan ajeno al potencial a poco que se modernizara y profesionalizara de raíz la entidad, que una plantilla con no pocos jugadores de primer nivel fue arrastrada al abismo.

Hoy, todo es muy, muy distinto a aquel último Betis que le brindó a su gente una clamorosa victoria ante el Barça en la Liga. Hoy el club, aun con los números rojos amenazando la estabilidad, se asienta sobre una sólida estructura, digna de su dimensión social y deportiva. Y su trayectoria deportiva, como sus aspiraciones, son bien nobles gracias a la mano de Manuel Pellegrini y las piernas de los Canales, Fekir, Carvalho, Guido, Borja Iglesias. Y Joaquín.

El aficionado bético salta en la mano de Pellegrini, el hombre que lo cambió todo cuando llegó en el verano de 2020. El Betis es hoy un ejemplo perfecto de que mientras la pelota entre, las deudas parecerán calderilla. Y esta noche, la ocasión es inmejorable para que el equipo verdiblanco dé un gran paso en su intención de encadenar una tercera clasificación europea. Y de paso, alimentar el sueño de que sea en la competición de las grandes estrellas, la Champions.

Hoy no juegan ni Real Sociedad (tercera, 39 puntos), ni Atlético de Madrid (cuarto, 34), que ya han completado la primera vuelta. El Betis disfruta de la bola extra que le dio, como a Barcelona, Real Madrid y Valencia, el aplazamiento de sus partidos ligueros para embarcarse rumbo a Arabia y jugar la Supercopa de España.

Ganar esta noche convertiría el Villamarín en el escenario de una fiesta de auténtico lujo: sería la confirmación de que el todavía campeón de Copa se ha rehecho de ese momento de duda que se manifestó en Cornellà y sobre todo con la eliminación ante Osasuna. Dejaría al Betis a la par que el cuarto clasificado, el Atlético, y con la Real a una distancia prudencial, que no es lo mismo cinco puntos que ocho de desventaja. Todo eso se juegan los anfitriones en Heliópolis.

Cada partido tiene un pelaje distinto. Y más uno que se juega en Arabia. Pero el ejercicio de competitividad que cuajó el Betis hace tres semanas en Riad ante el actual líder de la Liga no debe caer en saco roto. La confianza de los once actores béticos que hoy salten al cuidado prado del Villamarín debe estar en perfecto estado de revista para afrontar la empresa mayúscula de derrotar a un equipo que va camino de ganar una Liga de noventa y muchos puntos.

No va a faltar ni uno de los primeros espadas béticos. En el Barça faltará esa anguila letal que es Dembélé, pero a cambio retorna un francotirador polaco. El cartel es casi inmejorable, pues. Como la ocasión para el Betis.

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