Valencia-Betis | Informe táctico

Cambio a gomas lisas en pleno diluvio

William Carvalho ve maniobrar a Almeida con el balón.

William Carvalho ve maniobrar a Almeida con el balón. / AFP7

Aunque la noche se estaba poniendo cada vez más fea, con espacios apareciendo en un equipo muy estirado y con las líneas muy separadas, quizá era ése el peor contexto para la decisión que tomó Manuel Pellegrini y que acabó decidiendo el choque para el Valencia.

Sacó el chileno de golpe a los dos pivotes defensivos, Guido Rodríguez y William Carvalho, quienes casi no daban abasto para sacar balones en ese espacio entre la defensa y la línea de medios, y las consecuencias se sucedían en cadena. Se iban el argentino y el portugués en el minuto 58. En el 61 era expulsado Édgar al llegar tarde a tapar un mal pase en ese hueco. En el 63 marcaba el Valencia justo en la falta originada por ese desajuste.

Saliéndonos de ese detalle que marcó el devenir final del partido, el Betis también pagó las secuelas de un derbi intenso –como todos– y echó de menos la personalidad de figuras como Fekir y Borja Iglesias en una fase de la primera parte en la que inquietó a un rival con jugadores jóvenes a los que no llegó a atemorizar.

Defensa

Fue un partido en el que surgieron muchos espacios desde el inicio. La presión adelantada de los de Pellegrini daba lugar a un equipo muy estirado, fundamentalmente porque la defensa no empujaba lo suficiente. Sucedía por tanto ese ida y vuelta tan habitual en los duelos de este Betis que fomenta el vértigo y el ritmo trepidante pero que a veces es como una ruleta rusa.

Entre las subidas de Sabaly y los espacios entre líneas, el Valencia, con jugadores de fibra rápida, se sentía a gusto. A Álex Moreno lo exigía Samu Castillejo y al senegalés Sabaly lo sorprendía con su pique otro Samuel, en este caso Lino. Hasta que el doble cambio en el minuto 58 convirtió el edificio en un castillo de naipes. Paul Akoukou iba casi siempre al límite en los duelos y los espacios delante de la defensa no dejaban de aparecer, hasta que la tendencia (y obligación al fin y al cabo) de los centrales a ir a taparlos hizo saltar el candado con ese paso adelante de Édgar, que con tarjeta llegó tarde a un pase envenenado de un compañero. Después, ya con el diluvio cayendo sobre Mestalla, el coche del Betis estaba rodando con gomas lisas y blandas, mientras los jugadores del Valencia explotaban mejor su velocidad.

Ataque

Evidentemente, la referencia de Borja Iglesias, mucho más móvil que la de Willian José, la echaron en falta los béticos en esa fase de la primera mitad en la que los espacios también se le aparecían en ataque. Ahí empujaron más Sabaly y Juan Cruz que Luiz Henrique y Canales –también más que un Álex Moreno fijado por Castillejo–, pero faltó la conexión necesaria, a veces con futbolistas jugándosela individualmente en vez de mirar al colectivo,

El doble cambio fatídico también afectó en el plano ofensivo, ya que el Betis prácticamente desapareció en este plano. Rodri no se adaptó a un contexto hostil para su tipo de juego y Canales estaba muy atrás y tenía demasiados metros que recorrer.

Virtudes

La puesta en escena. Valiente, pero fugaz.

Talón de Aquiles

Mucho espacio delante de la zaga.

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