En pleno verano y poco después de terminar la temporada 19-20, el Betis anunció el adiós de Marcos Álvarez, quien había tutelado la parcela física de la primera plantilla los cuatro años anteriores y a quien apenas dos años antes los dirigentes le habían hecho un contrato indefinido al considerarlo un hombre del club. 

"Sí, me ha dolido muchísimo. No me lo esperaba. Tenía ya mi proyecto, había creado un área dentro del club. Pero lo entiendo. No estoy molesto ni tengo rencor hacia nadie. Yo tenía un contrato y el Betis lo ha cumplido a rajatabla. Yo no tengo ningún tema judicial ni nada con el Betis. Han tomado una decisión, a día de hoy no sé exactamente quién la ha tomado o por qué, no me han dado una explicación técnica", expuso Marcos Álvarez en Canal Sur Radio, donde también ahondó en esa cuestión de ese extraño adiós que le fue comunicado por Antonio Cordón, un recién llegado entonces, y no por Ángel Haro o José Miguel López Catalán, los hombres que habían confiado en su trabajo. "Me llamó Cordón y en diez minutos me dice que no cuenta conmigo. Se lo tienes que preguntar a ellos, las palabras que me dijo Cordón es que no me iban a reubicar en otro sitio, que por mi perfil no debían hacerlo. No tuve nada que decir, sólo recoger mis cosas y salir".

Han pasado apenas dos meses de su salida, pero Marcos aún no la acaba de entender, y tampoco que no hubiera una conversación directa con Haro y López Catalán. "Estoy dolido con las explicaciones, no sé si me las debían haber dado ellos. Después de cuatro años muy implicado en el club, que me venga una persona que no me conoce de nada, que lleva dos días en el club y que en diez minutos me despache... Yo vengo con mi ordenador para mostrarle mi trabajo. Si viene un director deportivo me tendría que dar unas razones técnicas de por qué voy a salir. Si no me las quiere dar, tampoco tiene que hacerlo, pero por el respeto, por lo que he aportado estos años, me merecía haberme enterado antes. Haber tenido una conversación y hasta yo podría haber entendido por qué salgo del club", afirma Marcos, que incluso hubiera entendido que Manuel Pellegrini no lo quisiera en su cuerpo técnico, algo que consideró independiente del trabajo que venía realizando: "Yo no estaba esperando que viniera un entrenador para ser su preparador físico. Yo formo parte de un área de rendimiento, que controla a los jugadores y evitar que cuando venga un entrenador de fuera cambie todas las estructuras del club. Tú te tienes que dedicar a entrenar, pero no a pedir el material que se te antoje, por ejemplo. Si te vas del club que exista un control en el club, de la plantilla o los cedidos. Han venido entrenadores que me han utilizado más, otros menos, según sus necesidades o gustos. Tiene que haber un área de rendimiento que controle a tus jugadores, los entrenadores están yendo y viniendo. La gente toma decisiones, esto es el mundo del fútbol. No me sorprende, pero sí me fastidia. Es un sitio que me gusta estar, que después de muchos años conseguí estar. A buscar otros retos y ya está".

Como conocedor de la casa verdiblanca, Marcos también analizó otros asuntos, como la mejoría experimentada con Pellegrini. "La simpleza le hace bien a un equipo, hacer dos o tres cosas para que un equipo se ordene y sepa cómo jugar, qué hacer en las transiciones, en la defensa y el ataque. También es saber qué plantilla tienes y cómo debes jugar. Muchas veces los entrenadores nos equivocamos queriendo rizar el rizo", aseguró sobre el rendimiento con el que ha comenzado el equipo. 

Sobre los delanteros, el expreparador bético elogió a Sanabria, ahora el primero en la lista de preferencias de Pellegrini. "Para mí es el que mejor condiciones tiene. Es un chaval que tenía su nombre pero vino muy joven. Si ahora está más confiado en sí mismo, más centrado y es capaz de focalizar su calidad y centrarse en jugar... Tiene condiciones de golpeo, uno contra uno o cabeceo, es el más completo", indicó sobre el paraguayo, antes de explicar todo lo que ha rodeado a Borja Iglesias desde su llegada al Betis: "Es un casi extraño, lo pasó mal en los inicios, tuvo un verano movido, luego un precio alto... Parece que tenía que venir y rápidamente dar resultado. Se creó una auto-presión que le hizo estar bloqueado, se notaba hasta en los entrenamientos. Es trabajador, disciplinado y siempre intenta ser positivo con los compañeros. Ahora no puedo hablar de la pretemporada, no estoy trabajando con ellos, pero me ha llegado que está entrenándose muy bien, pero han empezado los partidos y no está teniendo esa fluidez que debe tener un delantero, en cuanto a controles o disparos".