Getafe - Betis

Nombres propios en Getafe: de un inocuo Fekir a un incómodo Bartra

Fekir trata de maniobrar ante Maksimovic y Arambarri.

Fekir trata de maniobrar ante Maksimovic y Arambarri. / Kiko Huesca (Efe)

La salida a Getafe suponía toda una prueba para calibrar el verdadero potencial del Betis de Pellegrini, y la goleada vuelve a sumir al aficionado verdiblanco en las dudas. No sólo falló el equipo atrás, con Joel Robles, Bartra o Álex Moreno como principales señalados, también erró en ataque, donde Fekir volvió a rendir por debajo de lo que su calidad exige. 

Fekir

Se define cada vez más por las faltas y amarillas que provoca, y eso es mala noticia. Un jugador del nivel técnico y la capacidad creativa del francés tiene que gestar muchas más jugadas trascendentales de las que al final se contabilizan. Va camino de volver a liderar el ránking de faltas y amarillas provocadas, pero eso de poco va a servirle al Betis, que necesita su golpeo, su último pase. Su desequilibrio.

Sanabria

Engullido por Djené, Etxeita y por su propia querencia a huir del peligro. Pellegrini ha puesto en los pies de Sanabria un inopinado crédito, pero el paraguayo de momento no le corresponde y sigue por los derroteros de su anterior etapa en verdiblanco. Empezó animoso, incluso intercambiando posiciones para caer a la banda, pero ni ganó duelo alguno con los centrales, ni abrió vías a los compañeros, ni tuvo el don del oportunismo. Nunca transmite amenaza.

Joel Robles

Parece que basta con que el tiro sea violento. El madrileño ha encajado tres goles en cada uno de los dos partidos que ha jugado. Pudo hacer algo más en el tiro de Cucurella del 2-0, más fuerte que colocado. No es la primera vez que el guardameta bético se ve superado por un lanzamiento que no era imparable. Y un portero está para hacer paradones de vez en cuando. Y evitar goles.  

Bartra

Cucurella, una turbina demasiado intensa en la banda. Parecía que iba a ser Mandi el que se iba a tragar el sapo de desplazarse a la banda derecha ante las bajas de Emerson y Montoya, pero fue Bartra. Y aunque el catalán soprendió al principio con una buena subida, pronto acabó atornillado atrás por Cucurella: demasiados esfuerzos seguidos en la banda.

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