Balsámico fue el claro triunfo de Elche para cauterizar las lacerantes y sorprendentes heridas por el trío de catástrofes padecidas desde el Wanda al derbi pasando por la noche negra de Leverkusen. Ese 0-3 de Altabix ha debido ser bueno para un equipo que sale esta tarde con la perentoria obligación de ganar para que su continuidad europea no se vea alterada. Y la cita es con un histórico que vino a menos, el Ferencvaros Torna Club.

Ganar esta atardecida al equipo magyar supondría la continuidad europea siempre que el Celtic caiga a pies de ese Leverkusen que tanto le cambió el pasodoble a los de Pellegrini. En el caso de que los escoceses puntúen en Alemania estaría el Betis obligado a hacer lo propio en Glasgow, lo que deja en el aire las posibilidades verdiblancas. En fin que se trata de sacar adelante la cita de hoy en Heliópolis ante un equipo que ya se quedó sin opciones de continuar su aventura europea.

Ferencvaros forma con Honved y Ujpest Dosza la trilogía más laureada de un fútbol que maravilló al mundo a mediados del Siglo XX. Incluso tiene en sus vitrinas un título europeo, el de la Copa de Feria de la campaña 64-65, además de haber ganado treinta veces la Liga húngara. Con Ferencvaros nos une un punto sentimental y es el de que fue el club donde se inició Laszy Kubala, primero como recogepelotas y luego como rutilante figura en edad juvenil.

Es Ferencvaros un equipo con más pasado que presente y que se ha convertido en el patito feo del Grupo G, pero eso no quiere decir que el Betis tenga todo el camino recorrido. No ha logrado un solo punto y llega sin nada que perder más la posibilidad de salvar la honrilla, lo que puede conllevar cierto peligro. Por tanto, lo de esta atardecida en Heliópolis es una empresa que el Betis ha de resolver para que lo que fue un sueño europeo siga y se consolide como una realidad.