Desde mi córner

Oportuno Haro defendiendo el ‘manque pierda’

  • Nunca está de más recordar que es grito de fidelidad y rebeldía, no de conformismo

Crece el Betis y parece que ya resulta indudable su despertar. Aunque nunca caminó solo, aquellos años de dudas crearon una división en el beticismo que hasta hacía irrespirable el ambiente del estadio los días de partido. Tardes y tardes en que el aquelarre no faltaba a lista para perjuicio del equipo y de todos, se refiere el todos a cuantos béticos sólo desean que el equipo funcione como está funcionando en estos días de vino y rosas.

Antier por la noche se produjo un acto diseñado con material sensible en torno a los socios más antiguos y, sobre todo, a los más fieles. Fue un acto entrañable y que aprovecharon los que manejan la barca para desvelar las líneas maestras que han de disparar los objetivos de este Betis tan en alza. Según Ángel Haro se trataba de divulgar urbi et orbi la estrategia que propicie que el techo del Betis sea impredecible, o que no lo tenga, según añadió.

Y de todo cuanto se adelantó, de cómo alegra las pajarillas del bético auténtico la construcción de otra ciudad deportiva o de que se vea factible el cerramiento del estadio, un servidor de Dios y de usted se congratuló por la defensa que el presidente hizo del eslogan insignia del beticismo. Aunque es algo que no necesita explicación por mucho que el cretinismo imperante lo pusiera en almoneda, no está de más que el manque pierda deje de estar para siempre cuestionado.

Hizo bien Ángel Haro en regar sobre mojado al explicar que el grito sagrado del bético no es conformismo ni mediocridad, sino un grito de rebeldía y de fidelidad. Estuvo bien que Haro refrescase la memoria aunque la inmensa mayoría de la enorme masa social que patronea sepa cuál es su auténtico significado. Sin ese grito es posible que el club de las trece barras con corona real hubiese varado en el interminable desierto que cruzó. No debe olvidarse eso.

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