Getafe - Betis

El VAR decide en la mina (1-0)

  • Un discutido penalti por unas manos de Álex Moreno provoca la caída de un Betis que dispuso de más ocasiones que el Getafe

  • González Fuertes obvió minutos antes otra acción polémica dentro del área del Getafe

  • Rubi: "Nos sentimos maltratados"

Joaquín protesta a Prieto Iglesias.

Joaquín protesta a Prieto Iglesias. / Joaquín Corchero

El Betis y los béticos tienen hoy motivos para el enfado. En un partido de pierna dura y bien competido por los suyos, el VAR, donde González Fuertes ejercía de voz cantante, lo acabó decantando del lado del Getafe en una polémica decisión que traerá cola esta semana. Tras obviar unas manos de Ángel, de las que no se advirtieron a Prieto Iglesias, el asturiano sí decidió avisar a su homólogo navarro tras otras de Álex Moreno, quien las llevaba a la altura del pecho por su persecución a Arambarri y a quien la pelota golpeó de manera inesperada.

Corría el minuto 88 y tras revisar en la pantalla, Prieto Iglesias, que también había permitido el juego subterráneo del Getafe durante todo el encuentro, señaló el punto de penalti para que Ángel, tras engañar a Joel Robles, convirtiese el 1-0 y aumentase el enfado verdiblanco.

Ahí se decidió un partido con mucha historia anterior, en el que Betis supo competir en ese campo minado en el que Bordalás convierte el Coliseum Alfonso Pérez. Desde la magnífica lectura del juego del Betis en la primera mitad, sin conceder prácticamente oportunidades al Getafe y generando las suficientes para haberse adelantado en el marcador, como el ejemplar ejercicio defensivo de la segunda, con un Bartra imperial que encabezó la resistencia bética a ese intento de acometida por la fuerza de los locales.

Salió el Betis con la lección aprendida de lo que requiere un partido ante este rocoso Getafe de José Bordalás. Con el dominio de la pelota desde el inicio, los heliopolitanos intentaron evitar las pérdidas en campo propio, el primer mandamiento al que obliga un duelo ante los azulones, pero sin perder criterio con el balón. Y bien que pudieron adelantarse los de Rubi en los primeros 45 minutos, en los que disfrutaron de hasta cuatro llegadas claras, ya fuera en contragolpe, a balón parado o en acciones posicionales, demostrando el amplio repertorio del que disponen los verdiblancos.

Canales remata con la diestra ante David Soria. Canales remata con la diestra ante David Soria.

Canales remata con la diestra ante David Soria. / Joaquín Corchero

Le faltó eficacia al Betis, como ya ocurriera en Vallecas en esa fatídica prórroga. Ni Canales, al que le cayó en la pierna diestra, ni Fekir, que intentó una vaselina ante David Soria, encontraron la fórmula para adelantar a los verdiblancos, que también dispusieron de un remate de cabeza de Loren tras una media salida del meta local y de un remate de Édgar al poste tras una prolongación de Bartra a una falta botada por Canales.

Del Getafe apenas hubo noticias. Sin capacidad para recuperar en el campo rival, como tanto le gusta a Bordalás, los azulones quedaron a expensas de alguna acción individual de Jorge Molina, que se buscaba la vida en solitario. Y de una falta provocada por el delantero en la media luna llegó la mejor ocasión del Getafe. Damián Suárez buscó por sopresa el palo de Joel Robles, pero el meta aguantó bien su posición para repeler el duro disparo del uruguayo.

El paso por los vestuarios cambió la inclinación del campo. El Getafe, con un juego más directo, trató de empujar al Betis hacia su área, aunque la pareja de centrales, con la ayuda de Édgar, mantenían a raya a todos los atacantes rivales. Perdió fluidez el centro del campo bético y eso repercutió en que apenas dispusiera de oportunidades en esos segundos 45 minutos.

El Getafe había subido las revoluciones y también descendió el estado físico de jugadores como Fekir, que se fue al banquillo con enfado incluido, y Joaquín, a quien ya le costaba iniciar esas acciones a la contra que sí había ejecutado al inicio.

Fekir intenta marcharse de Maksimovic. Fekir intenta marcharse de Maksimovic.

Fekir intenta marcharse de Maksimovic. / Joaquín Corchero

Si el Getafe buscó con Deyverson y Ángel esos jugadores de refresco para cambiar la dinámica, también Rubi introdujo a Tello y Borja Iglesias buscando esos espacios a la espalda de la zaga azulona. Pero era un día de defensas, que se imponían casi siempre a los atacantes y obligaban a éstos a tomar malas decisiones. Todo parecía encaminado a un 0-0, pese a que ambos conjuntos querían la victoria, uno para asomarse a la zona Champions y el otro para confirmar su mejoría con puntos de valor ante un rival directo.

Apenas había tiempo para respirar y tampoco lo tuvo el VAR para revisar ese brazo en alto de Ángel que desvió la trayectoria del balón; todo lo contrario sucedería minutos después, en ese enésimo saque de esquina botado por Damián Suárez y en el que la pelota acabó tocando en las manos de Álex Moreno. Lo demás ya está contado. Prieto Iglesias, a instancias de ese VAR donde mandaba González Fuertes, esta vez sí señaló penalti para decidir un encuentro igualado.

El Betis había bajado a la mina, se había puesto el mono de trabajo e incluso dejó muestras de sus virtudes, también de su ineficacia, cuando pudo llegar al área defendida por David Soria. Pero en el Coliseum Alfonso Pérez se chocó contra el arbitraje, ese enemigo otras veces acuñado para esconder errores propios, pero que en Getafe sí desniveló la balanza.

El VAR esa herramienta que debe servir de ayuda para el arbitraje se convirtió así en el mejor delantero azulón para acabar con las esperanzas de un Betis que compitió con hombría pero que duerme más lejos de Europa.

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