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La Rosaleda como examen

  • La mejoría inicial ante el Atlético debe ser refrendada con puntos en la visita al Málaga

  • Sólo una victoria en las últimas nueve jornadas lo alejan de los objetivos

Quique Setién da instrucciones durante el partido ante el Atlético.

Quique Setién da instrucciones durante el partido ante el Atlético. / antonio pizarro

La derrota ante el Atlético apenas dejó daños colaterales para el ya menguado crédito de Quique Setién, por más que se alargase la mala dinámica de resultados. La mejoría inicial del Betis, en actitud y aptitud, sirvió para rebajar los encendidos ánimos de la grada de Heliópolis, que había recibido al equipo con silbidos. Eso sí, los verdiblancos necesitan sumar puntos y la visita a La Rosaleda se antoja como esa cita en que la imagen debe ser refrendada con un resultado positivo.

Sólo una victoria en las nueve últimas jornadas han alejado a los verdiblancos de su objetivo de colocarse en la zona noble de la clasificación y, aunque continúe a tres puntos de los puestos europeos, el Betis ocupa el decimosegundo puesto en la tabla, debido a esa igualdad existente en la clase media de la Liga.

El duelo ante el Atlético no sirvió para cortar la mala racha iniciada ante el Valencia, tras la segunda pausa de selecciones de la temporada. Desde entonces, el Betis es el segundo peor equipo del campeonato, con sólo cinco puntos sumados, y únicamente superaría a la Unión Deportiva Las Palmas, con el que cayó derrotado en la última salida.

Si los verdiblancos ganaron cuatro de los seis primeros encuentros del torneo liguero -más la igualada posterior en Anoeta-, lo que le valió para colocarse como el quinto mejor equipo, los de Setién sólo han ganado un partido posteriormente, con lo que han ido perdiendo posiciones en la clasificación, a lo que se añade la dolorosa eliminación copera ante el Cádiz. Una victoria -ante el Alavés- y dos empates -ante Getafe y Girona- es el balance del Betis desde el mes de octubre, un descenso en el rendimiento que ha encendido las alarmas.

Tanto los dirigentes como el entrenador han apuntado en su discurso a las lesiones como una de las causas de ese bajón, pero cuando se confeccionó esa plantilla corta de efectivos, como así se afirmó que se pretendía, jugadores como Campbell o Sanabria ya estaban convalecientes de lesiones, aunque después el costarricense haya recaído de sus problemas de rodilla y el paraguayo haya sumado también problemas en la articulación a su historial de dolencias desde su llegada al Betis en el verano de 2016. La ausencia de Feddal -el pasado año también se perdió casi dos meses de competición con el Alavés por un problema en el tobillo izquierdo- se ha notado en exceso por las carencias de la planificación y el bajo nivel exhibido hasta ahora por Amat; la baja de Javi García también se ha convertido en un problema mayor por la ausencia de un sustituto natural para el pivote defensivo.

Durante estos dos meses y medios, Setién apenas ha realizado variaciones en su esquema de juego, más allá del cambio de nombres en la alineación. Ante el Atlético sí modificó el mismo, con la inclusión de Guardado y Fabián como un doble pivote para que Boudebouz se moviera con libertad en la mediapunta. Los verdiblancos mejoraron la consistencia defensiva al conceder menos ocasiones a su rival, algo en lo que también ayudó el regreso de Feddal, a la vez que volvieron a iniciar la jugada desde atrás con mayor solvencia. En Málaga se comprobará si Setién, con la ausencia de Guardado, mantiene ese retoque táctico que se le demandaba para intentar virar el rumbo del equipo.

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