Real Betis

Una extraña sensación

  • La dolorosa derrota ante el Atlético golpea el estado anímico de un Betis que últimamente tenía razones esperanzadores

  • Rubi está tomando muchas decisiones buenas

Mandi, uno de los más destacados del duelo ante el Atlético, conduce hacia Lemar.

Mandi, uno de los más destacados del duelo ante el Atlético, conduce hacia Lemar. / Antonio Pizarro

La buena secuencia de resultados que venía cosechando el Betis se interrumpió en seco el domingo ante el Atlético. Y de una manera dolorosa, pues el conjunto de Rubi mereció mucho más en el transcurso de los 90 minutos. En la afición verdiblanca queda ahora una sensación un tanto difícil de catalogar. Si, por una parte, la mejoría del equipo es incuestionable, por la otra escuece haber dado paso a Navidad sin haber redondeado la escalada del último mes y ver aún lejos las plazas que se premian con billete a Europa.

Pese a sumar nueve de los anteriores 12 puntos en juego, el equipo heliopolitano se medía al Atlético con la moral muy alta. Eso se palpó desde el comienzo. Como si tuviesen un plus de combustible y no temieran desfallecer después, los béticos llegaban antes a cada pelota dividida. Y aun guardando la ropa y parapetándose en 25 ó 30 metros, los madrileños sufrieron de lo lindo en toda la primera mitad. Pero igual que han hecho cientos de veces, sacaron tajada a los errores y metieron los puntos en sus alforjas. Después de haber firmado una actuación buena –en algunas fases muy buena–, el varapalo fue grande para el equipo de Rubi.

La frustración quedó patente en los jugadores que se detuvieron en la zona mixta. Solamente el tono de voz de Canales o Feddal reflejaba ya un abatimiento importante. Un sentimiento similar se llevaban en el camino de vuelta a casa los seguidores béticos, que ven cómo su equipo, pese a haber evolucionado en las últimas fechas, acaba el 2019 con sólo 23 puntos, a siete de la sexta plaza. Intentaba abortar esa resignación Bartra, que tuiteó estar “orgulloso” del equipo y ya apuntaba a “un 2020 ilusionante”. Era un modo distinto de afrontar el dolor del revés.

No hay duda de que ese raquítico primer tercio de Liga condena a los verdiblancos a llevar un ritmo de puntuación muy alto el año que viene. Pero la dirección de Rubi de noviembre para acá es esperanzadora para el equipo. Tras errar en muchos detalles en meses anteriores, el técnico de Vilasar de Mar ha tomado un puñado de buenas decisiones en las últimas cinco jornadas. La más fina y atrevida, la inclusión del canterano Édgar en los onces que recibieron y se impusieron al Valencia y al Athletic.

Más allá de hacer pivote –líbero si se quiere– al espigado defensor catalán, Rubi ha tocado ciertos detalles para que hombres como Canales o Joaquín vuelvan a una buena versión de sí mismos. Con más orden, el estado anímico que otorgan las victorias y sacándole beneficio a la agresividad que ya mostraba a inicios de temporada –llevando a mucha gente a las zonas de remate–, el Betis está siendo un equipo más duro de enfrentar.

Otro factor que ha cambiado en el último mes y pico es el aporte de los jugadores del banquillo. Con los contextos que les está brindando Rubi, Lainez o Tello parecen más preparados para hacer daño a los rivales que en octubre. Aunque todavía le queda mucho que aprender, el mexicano está entonándose y ya no está tan claro que vaya a salir en enero.

Todas estas evoluciones, sumadas a los refuerzos que puedan llegar en ese ansiado mercado invernal, aclaran el horizonte del Betis a medio plazo. El cuadro heliopolitano deberá rendir muy por encima de lo que lo ha hecho este año –tanto con Setién como con Rubi– para optar de verdad a ese objetivo que son las plazas europeas. Pero las condiciones para que lo haga están ahí.

Después de una pobre primera vuelta, la séptima plaza –que podría llevar a la Liga Europa según se desarrolle la Copa– está “sólo” a seis puntos. Una distancia asumible teniendo en cuenta que restan todavía 21 jornadas. Además, los verdiblancos cuenta por ahora con ventaja en el goal average particular sobre equipos como el Athletic o el Valencia, a los que ha derrotado en el Villamarín en este sprint de final de año.

En asterisco queda el retorno de William Carvalho. Aunque una recuperación de hernia discal se suele salir de los plazos esperados, el centrocampista portugués debería incorporarse al grupo a comienzos de 2020. Y naturalmente su vuelta va a significar un salto cualitativo para el Betis. Un Betis que hoy tiene una sensación extraña, como de contradicción.

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